miércoles, 17 de julio de 2013

Madiba y el bronce

Las definiciones clásicas dan  cuenta que, en la mitología y el folclore, un héroe es un personaje eminente que encarna la quinta esencia de los rasgos claves valorados en su cultura. Comúnmente el héroe posee habilidades sobrehumanas o rasgos de personalidad idealizados que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias y beneficiosas (actos heroicos) por las que es reconocido.
Pero en los tiempos que vivimos, donde los medios de comunicación confunden cultura con espectáculo (show business), el héroe clásico ha cambiado. La sociedad del espectáculo necesita producir héroes. El dispositivo espectacular sabe que la imagen termina por imponerse y de ella nace el mito, y los mitos no se discuten, se acepta.
No es intención de quien escribe, plantear solo los rasgos negativos de los héroes (y heroínas) que la espectacularidad nos impone, sino remarcar cómo se exaltan aspectos muy convenientes para ciertos intereses, y cómo se ocultan deliberadamente otros, no tan oportunos.
Uno de  los héroes indiscutidos de estos tiempos es quien en el día hoy cumple 95 años y atraviesa un delicado estado de salud con pronósticos muy poco alentadores: Nelson Rolihlahla Mandela.
Tratemos de repasar solo un par de  mitos que se han tejido alrededor de la figura del indiscutido líder sudafricano:
1-      “Mandela nunca recurrió a la violencia a lo largo de su carrera política”. Falso: En marzo de 1960, tras la Masacre de Sharpeville sufrida por los activistas del Congreso Pan-Africano (PAC), y la consecuente exclusión política del Partido Comunista Africano (SACP) y el Congreso Nacional Africano (ANC), ambos se suman al Movimiento de Resistencia Africano (renegados liberales), y el PAC comienza la resistencia armada. El ANC/SACP utiliza la Confederación Pan-Africana de 1961, en la que todos los partidos deciden una estrategia común, para una dramática llamada a las armas de Mandela, anunciando la formación del comando "Umkhonto we Sizwe" (Lanza de la nación), a imagen de los movimientos guerrilleros judíos (Irgun). Dicho comando fue dirigido por el mismo Mandela, con ayuda de activistas judíos como Denis Goldberg, Lionel Bernstein y Harold Wolpe. Mandela estuvo involucrado en “el planeamiento de actividades de resistencia armada y era considerado un terrorista tanto por las autoridades del régimen sudafricano como por la ONU. De hecho, EEUU, que gusta tanto de utilizar la inspiradora imagen de “Madiba” (Título honorífico otorgado por los ancianos de su clan), lo quitó de su lista negra de terrorista junto con su partido, el 1 de julio de 2008.
2-      “Mandela logró unificar a Sudáfrica gracias al mundial de Rugby, como lo marca la película `Invictus´ de Clint Eastwood”. Falso: Si hablamos de cine que se aproxime en algo a la realidad, sería más recomendable ver la película “In My Country”, del director John Boorman, protagonizada por Samuel L. Jackson y Juliette Binoche. Basada en el libro “Country of my skull”, el film nos cuenta lo sucedido durante las audiencias del lo que se denominó “Comisión para la Verdad y la Reconciliación”: En 1995, el por entonces presidente Mandela, organizó esta Comisión encabezada por el arzobispo anglicano Desmond Tutu.
El apartheid se instauró en Sudáfrica, como política de Estado, en 1948 y se extendió hasta 1992. Durante todo este período se cometió un genocidio, donde la minoría blanca sometió a las amplias mayorías negras, a fuerza de humillación, torturas, desapariciones y asesinatos. En las audiencias de la Comisión dieron testimonio de todo tipo de crímenes de lesa humanidad 21800 víctimas (negras). 1163 genocidas (blancos) fueron beneficiados con el perdón y una pensión, por haber tenido la “gentileza” de confesar las atrocidades cometidas mientras duró el apartheid. Los torturadores y asesinos, declaraban junto con las victimas y salían caminando por la misma puerta con ellas, como si nada. Por supuesto que los 27 años de cárcel que soportó (1962 a 1989), le daba mucha autoridad moral a Madiba para tomar medidas de este tipo.
Ni el fin del apartheid, ni Mandela, ni el mundial de Rugby, ni el de Futbol (ver http://www.nogoya451.com/index.php?option=com_content&view=article&id=7165:copa-fetiche&catid=102:hermeneuta&Itemid=468 ), han logrado que el 90% de las riquezas y las fuerzas públicas del Estado Sudafricano sigan en manos de la minoría blanca.
Soy uno de los tantos admiradores de la figura política de Nelson Mandela; pero a diferencia de unos cuantos, no lo admiro solo por sus verdaderas virtudes, amplificadas hasta la mentira en los medios de comunicación, sino porque, como todo ser humano, ha tenido errores y aciertos, e hizo la diferencia en el contexto histórico que le tocó vivir.
Para terminar, vuelvo al principio donde hablaba de la creación de mitos por parte del mundo del espectáculo (que hace tiempo se ha tragado al periodismo), y marcaba el deliberado ocultamiento de aspectos no tan convenientes para ciertos intereses. En el caso que hemos desarrollado en estas líneas, tenemos el “botón de muestra” en una pregunta que deberíamos hacer (nos): ¿Por qué se ha tenido tanto cuidado en ocultar la amistad de Nelson Mandela con Fidel Castro y la Revolución Cubana? “¡Viva la Revolución Cubana. ¡Viva el camarada Fidel Castro!”, dijo Madiba en su discurso del 26 de julio de 1991 en Cuba,  en el 38º Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada. 



Es curioso como lo que algunos creen perjudicial para su imagen, a mi me produce simpatía…
Una de las personas que más he admirado en mi vida era mi padre, y tenía defectos y virtudes al igual que Madiba, al igual que yo, al igual que cualquier mortal…   

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