Por Felipe Ignacio Díaz Gorosterrazú
Todo movimiento político, o fenómeno sociopolítico, necesita crear su propio “relato”, y esto, que hoy es remarcado hasta el hartazgo como un defecto, no es tal. No en sí mismo. Solo por dar algunos ejemplo: La revolución cubana, el macartismo, el alfonsinismo, el menemismo y, ahora, el kirchnerismo, han tenido su propio “relato”. Esto no implica, necesariamente, que el relato se sustente de falsedades; sino en la visión subjetiva que se hace de la realidad en la que a cada uno de estos colectivos sociales les ha tocado operar… o ambas cosas, dependiendo del ojo con que se lo mire. En lo que a mi globo ocular respecta, creo que el “relato” del kirchnerismo será recordado por la doble visión, acomodada según las urgencias del momento.
Todo movimiento político, o fenómeno sociopolítico, necesita crear su propio “relato”, y esto, que hoy es remarcado hasta el hartazgo como un defecto, no es tal. No en sí mismo. Solo por dar algunos ejemplo: La revolución cubana, el macartismo, el alfonsinismo, el menemismo y, ahora, el kirchnerismo, han tenido su propio “relato”. Esto no implica, necesariamente, que el relato se sustente de falsedades; sino en la visión subjetiva que se hace de la realidad en la que a cada uno de estos colectivos sociales les ha tocado operar… o ambas cosas, dependiendo del ojo con que se lo mire. En lo que a mi globo ocular respecta, creo que el “relato” del kirchnerismo será recordado por la doble visión, acomodada según las urgencias del momento.
La presidenta Cristina
Fernández de Kirchner fue la tercera oradora en el “World Future Energy Summit
2013”, llevado a cabo en Abu Dhabi, hace
algunos días. El discurso, plagado de datos extraídos de estudios del Banco
Mundial, en su gran mayoría, merece ser analizado porque es un fiel reflejo de
algunos dobles estándares a los que el kirchnerismo ha recurrido desde su
llegada a la Casa Rosada, en el 2003.
Como primera medida, es de destacar que quien
escribe estas líneas, coincide con la primera mandataria, cuando tomó la
palabra en aquel hotel de lujos que lindan con el morbo, en Medio Oriente, y
señaló que los países desarrollados exigen a sus pares del tercer mundo,
estándares ambientales que ellos violan sistemáticamente, desde hace décadas; y
que son los grandes responsables del calentamiento global, entre otros grandes
descalabros en el ambiente. Pero esto no
invalida que, en gran parte de su alocución, la Presidenta haya incurrido en
contradicciones, doble discurso y errores.
Tuvo toda la razón,
cuando señaló que: “El uso de energía per cápita medida en kilogramos de unidad
de petróleo, equivalente en los países de altos ingresos, es el cuádruple del
promedio de utilización de energía de los países emergentes de ingresos medios,
y es casi 14 veces el registrado por los países más pobres.” Para dar un
ejemplo gráfico y simple: EEUU cuenta con el 5% de la población mundial, y
consume el 25% de los recursos naturales que produce todo el mundo. Pero,
volviendo al discurso en cuestión, mas adelante dijo: “No habrá un medio
ambiente sano, mientras haya franjas numerosas de la población global sumidas
en la más extrema pobreza… Para ello se necesitan Estados fuertes que asuman el
compromiso de proveer energía con un criterio de igualdad. Esta debe ser la
energía del futuro, como sugiere el título de este encuentro, una energía
sostenible de acceso universal…” Hasta acá, venimos bien. Si hasta me dan ganas
de hacerme oficialista… Pero tenía que seguir hablando…: “Queda mucho por avanzar aún”, aseguró, pero
pidió ser “realista” al reconocer que en los próximos veinte o treinta años las
energías fósiles –como petróleo y gas– seguirán siendo el motor del
crecimiento. “Detener el motor del crecimiento y el desarrollo económico
impactaría terriblemente en la calidad de vida de numerosos pueblos y, por lo
tanto, no sería compatible un medio ambiente sustentable con gran cantidad de
población a nivel global sumida en la pobreza.” Y bue… Me duró poco el
entusiasmo…
La Presidenta de la
Nación sigue negada a la realidad de que el modelo de híper-consumo, como
impulsor del crecimiento económico, es un suicidio. Cuando pronuncia la frase
“seamos realistas” en materia ambiental, un frío me recorre la espalda. Sigue
aferrada al dogma del “productivismo” que nos guiará, inevitablemente, al
colapso.
Ser “realistas”, para
nuestro gobierno, significa insistir con el modelo de agro negocios hecho a la
medida de Monsanto, continuar con la mega minería a la medida de la Brrick Gold, Yamana Gold y otras
similares, propiciar la extracción de hidrocarburos no convencionales servida
en bandeja a Schlumbeger, Chevrón y Halliburton. Solo estos tres ítems marcan un
presente y futuro de desastre ambiental de proporciones inéditas en nuestro
país y la región.
¡Lo ideal no es que todos
podamos consumir como un yanqui promedio, porque es imposible!!! Para sustentar
eso necesitaríamos… (Si representan el 5% de la población mundial, y se traga
el 25% de los recursos naturales que produce el mundo: ¿El 100% de la población
mundial consumiría…?) 5 (cinco) planetas Tierra, como para empezar… ¿Tan difícil
de entender es que este sistema de producción ilimitada, es inviable en un
planeta de recursos finitos? ¿Qué el “comprar, tirar, comprar” es una bola de
nieve que nos va a aplastar a notros, a los yanquis y a todos los habitantes de
este pequeño planeta? Es de suponer que a nuestra presidenta no le han acercado
las proyecciones “realistas” de muchos experto que estiman que en los próximos
25 años, la población mundial crecerá un 30% y que el Producto Bruto per cápita
crecerá un100%, lo que aumentará las emisiones tóxicas, como mínimo, un 40%.
Luego de su intervención,
CFK mantuvo una reunión con los CEO de las 18 firmas líderes de Emiratos Árabes,
donde la ostentación y el derroche de recursos no renovables solo pueden ser
igualadas, tal vez, por la ciudad de La Vegas. Luego se reunió con Diego
Armando Maradona. Sería poco “realista” esperar que el astro del futbol mundial
le haya hecho entender que el planeta no se mancha.
“El que crea que puede existir un
crecimiento económico infinito en un planeta finito, o es un loco, o es un
economista.”
Kenneth Boulding
Fuente: Página 12
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