sábado, 15 de marzo de 2014

Blumberg en Nogoyá

(Por Felipe Ignacio Díaz)

Un fantasma recorre Nogoyá. Hace algunas semanas el espíritu del falso ingeniero Juan Carlos Blumberg se vuelve a pavonear por las calles, reuniones, colas en los comercios, muros de Facebook y medios de comunicación de nuestro pueblo.

Pasado un respetuoso y prudencial tiempo de la convocatoria del pasado 25 de febrero en Plaza Libertad (a la que no fui) y presentación de un petitorio (que no firmé), lanzados desde un medio de comunicación y propiciados por la madre de un adolescente salvajemente golpeado, siento la necesidad de dar a conocer mi modesta opinión de ciudadano común que, seguramente, no dejará contentos a todos.

Tal vez esté de más aclararlo pero, para que quede constancia escrita, digo: respeto profundamente el dolor y la preocupación de una madre que ha visto a su hijo adolescente golpeado y lesionado  gravemente, como el de cualquier madre afectada ante cualquier dolencia de un hijo. Curiosamente, al contrario de lo que sucede en la mayoría de estos casos, esta madre en particular ha sido la que ha marcado el mayor grado de sensatez en los reclamos. Como la mayoría, espero que se haga justicia.

Como primera medida, para este modesto análisis, pongamos negro sobre blanco en lo siguiente: EL PODER PUNITIVO NO ES UN DOGMA CERRADO. ¿Ok? Mal que les pese a muchos, los especialistas señalan que el ejercicio del PODER PUNITIVO tiende a reproducir las conductas violentas, y no a prevenirlas. Pero se multiplican los brabucones que, para sentirse buenas personas, sermonean con un morboso y retorcido “ojo por ojo”. Y no me refiero a una victima que desde el dolor visceral exige una reparación imposible. Me refiero a ciudadanos que se dicen decentes, que pretenden apagar fuego con nafta. Por consiguiente, es mucha la tela que se puede cortar en materia de prevención y represión del delito.

Lamentablemente prolifera una visión “Disney” de la realidad, donde los buenos (obviamente “nosotros”) son muy buenos y los malos (ellos) son muy malos, sin términos medios. En esta infantil construcción del “ellos”: ¿Quién va a querer quedarse fuera del “nosotros”? Seguramente se podrían llenar varias plazas de gente, respondiendo esa pregunta… Pero, para empeorar un poco más la situación, según se desprende de la lectura del petitorio (ver punto 3 y 7), el “ellos” estaría conformado por adolescentes y jóvenes. No importa que las cifras estadísticas sobre la incidencia de jóvenes adolescentes en delitos cometidos demuestren que es muy pequeña; ni lo mal que habla de nosotros como sociedad, el cargar sobre los jóvenes el mote de “peligrosos”. La angustia del imaginario colectivo paranoide encontró su chivo expiatorio, ya dictó sentencia y ahora ruge para que la burocracia judicial acompañe en igual sentido.


Estoy totalmente a favor de que el pueblo se manifieste. De hecho veo con muy malos ojos la actual iniciativa del gobierno nacional  para limitar la protesta callejera, pero creo que las consignas deben ser más claras y puntuales. Entre otras he participado, hace algunos años, de la marcha que pidió justicia por la adolescente embarazada, asesinada por su novio en el Paseo de los Puentes y una de las que pidió el esclarecimiento de la desaparición de la familia Gil-Gallegos. En ambos casos no superamos el centenar de vecinos. 

Debo decir, algo contrariado, que solicité en la Jefatura Departamental de Nogoyá, vía nota firmada con nombre, apellido y documento de identidad, se me informara de las estadísticas locales que se confeccionan habitualmente, pero se me dijo que los datos recabados son secretos, el jefe departamental no está autorizado a brindarlos a la sociedad. (¿?). Lo llamativo es que existen sitios de internet que publican las cifras en cuestión actualizadas cotidianamente.

www.policialesentrerios.com.ar/index.php

Por desgracia no cuento con material publicado por cierto fiscal subrogante jubilado de nuestra localidad que, de un tiempo a esta parte, se dedica a ladrar en los medios de comunicación nogoyaenses su particular visión del tema. En su lugar, sin llegar a la altura intelectual y moral del anterior ni por asomo, recurro al Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Eugenio Zaffaroni, que en su libro “La cuestión criminal”, dice con respecto de la construcción del chivo expiatorio: “Las conductas de algunos miembros del grupo (en este caso los adolescentes y jóvenes) no deciden la condición del chivo expiatorio, pero son las que mediáticamente facilitan la condición paranoide y de este modo aumentan el riesgo para el grupo. En ciertos casos, basta con la violencia de uno solo de sus integrantes para que contamine mediáticamente a todos.” Por supuesto que en las sociedades contemporáneas, la violencia nos atraviesa a TODOS, incluidos los jóvenes adolescentes.

Pero son varios los temas que se han discutido en este último tiempo en cuestiones de “inseguridad”, con demasiada liviandad y ligereza en la mayoría de los casos, para mi gusto. Como me decía un amigo que trabaja con niños y adolescentes en riesgo: “El tema es complejo y requiere soluciones complejas”. Revisemos algunas de esas cuestiones.


Izquierda: porcentaje de delitos cometidos por menores de 18 años, 7,5% del total. Derecha: porcentaje de homicidios cometidos por menores: 4,3% del total. Fuente: Ministerio de Justicia de la Nación

Droga

Es mucho lo que se opina sobre drogas y narcotráfico, pero poco lo que se sabe. No es que uno sea un experto, pero soy un curioso crónico y me gusta averiguar sobre lo que me interesa. Si de drogas se trata, debemos decir que el toxico verdaderamente criminógeno es el alcohol. Por supuesto que al tratarse de una droga que consumimos casi todos, cotidianamente, no queremos verla como tal. Le pido al lector, seguidor de los casos policiales, que haga memoria y revise los últimos casos de homicidio doloso cometidos por personas drogadas. Encontrará que TODOS los sospechosos o culpables estaban bajo el efecto del alcohol. A riesgo de que se me acuse de hacer apología, es más sano cultivar y fumar tu propio porro, que tomarte un par de cervezas. NO EXISTE LA MUERTE POR SOBRE DOSIS DE MARIHUANA. La verdad sea dicha, y aclaro que yo no fumo ni tabaco… No legalizar el consumo de marihuana solo sirve para entorpecer la verdadera lucha contra el narcotráfico.


El PACO es un veneno que mayormente padece la población de muy bajo poder adquisitivo. El adicto al Paco es un marginado entre los marginados y su deterioro es meteórico. Al ser de fabricación “artesanal”, nos existe la cartelización, solo se da un fenómeno de mafia barrial en lo que los especialistas llaman “tráfico de supervivencia”.    

En cuanto a la cocaína y demás drogas, debemos decir que el principal problema que se debe enfrentar, si de verdad se quiere tomar el toro por las astas, es el inverosímil flujo de dinero que mueve este negocio ilegal. Eso si: tenemos que estar preparados, si algún día esto llegara a pasar, porque el terremoto que provocaría en la economía mundial sería devastador. El narcotráfico es una de las patas bastarda del capitalismo que nos hemos sabido conseguir y mantener. Si alguien cree que se va a terminar con este problema metiendo presos a los consumidores o al dealer de la esquina, le recomiendo que el próximo 6 de enero ponga los zapatitos. Mientras tanto seguiremos viendo como, cada tanto, nuestras autoridades y fuerzas de seguridad se afanan por mostrarnos cuan denodadamente trabajan, exhibiendo algún que otro cargamento decomisado para que nos vayamos a dormir tranquilos. Pero la verdad es que el narcotráfico y su economía “informal” e ilícita, que genera mucha violencia, están enquistados en las instituciones del Estado. El pus saltó en la provincia de Córdoba y la cúpula de la policía provincial fue desplazada. Y en Santa Fe, nada más y nada menos que el jefe provincial de policía se vio involucrado y también fue eyectado del cargo sin saberse hasta hoy donde termina la madeja. La casa del Gobernador de la provincia fue balada mientras el funcionario en cuestión estaba allí, y las balas utilizadas eran de armas reglamentarias… Lamentablemente en la provincia de Entre Ríos no tenemos periodistas como Carlos Del Frade, que venía investigando y denunciando la convivencia del narcotráfico con autoridades policiales, políticas y judiciales en Santa Fe, hace años. ¡Qué sorpresa nos llevaríamos!


Otro interesante tema para otro análisis es el del uso y abuso de psicofármacos. El  fenómeno de profesionales que los recetan como caramelos y el número cada vez mayor de personas que, por distintas razones, son drogodependientes parece no existir cuando se habla de drogas.  

Adolescentes y jóvenes


Me niego a denominar “menores” a los niños y adolescentes, reproduciendo el lenguaje policial-judicial, como se acostumbra en casi todos los ámbitos, cosificando a todo un colectivo social que en vez de disfrutar de una de las más hermosas y conflictivas etapas de la vida, debe cargar con la mochila que los adultos les ponemos por no hacernos cargo de los que nos toca.

Señores de los medios de comunicación: Un niño o adolescente que delinque, sigue siendo PERSONA.

Pero sobre este delicado tema es mejor dejar que los verdaderos expertos hablen. Con ustedes la psicóloga, columnista, conferencista y escritora chilena Pilar Sordo: “Yo no creo para nada en la postura, que es súper cómoda para nosotros los adultos, donde ellos (los adolescentes) son el problema y nos hace sentir a nosotros buenitos. Los adultos hemos sido muy injustos con la adolescencia, les hemos hecho una pésima fama. La verdad es que TENEMOS LOS ADOLESCENTES QUE NOS MERECEMOS TENER y tenemos los adolescentes que NOSOTROS hemos ido mal educando. Muchas de las deformaciones que ellos tienen son producto de inconsistencias nuestras. LOS QUE TENEMOS EL PROBLEMA SOMOS NOSTROS Y NO ELLOS. Ellos actúan de acuerdo a cómo nosotros le vamos rayando la cancha y somos nosotros los que, por acción u omisión, vamos deformando su desarrollo.  Si hay algo que caracteriza nuestra generación de papas (Pilar Sordo tiene 48 años), es que somos una generación que perdió las certezas. Hoy se educa en base a opiniones y, en pos de una modernidad estúpida, hemos sido incapaces de integrar lo mejor que tuvo la educación que nos dieron, agregando o restando lo mejor que tiene hoy día la educación.”

www.youtube.com/watch?v=_3u67srQ1ds

Pero en vez de hacer una profunda y sincera autocrítica, no se nos ha ocurrido mejor idea que culpar a los adolescentes y jóvenes de nuestros males sociales, y salimos a pedirle a papá Estado que los meta presos, que los vigile con más policías y cámaras. Como si fuera poco, algunos hacen gala de su orgullosa idiotez y reclaman públicamente por la vuelta del “servicio militar”, sin ponerse un poquito colorados.



Policías y cámaras

Desde el regreso de la democracia, en el año 1983, todos los gobiernos  nacionales y provinciales que se han sucedido hasta hoy, han hecho poco y nada para cambiar a las instituciones policiales. Esta se conserva prácticamente intacta desde épocas de dictadura y terrorismo de Estado. Hay muchos ejemplos en el mundo, de donde se puede aprender y tomar experiencias para que, gradualmente, nuestras policías comiencen a transformarse en instituciones más comunitarias. Hoy se ignora esto y se piden más efectivos policiales pero se olvida, por solo dar un ejemplo extremo, que el 27 de junio de 2002 en la Policía Departamental de Nogoyá, dos efectivos golpearon a un joven de tal modo que tuvieron que extirparle un riñón. Los responsables hoy están en servicio. 


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Y volviendo al libro de Zaffaroni: “Los cuerpos policiales no deben ser demasiado numeroso, pues números tan excesivos que incluso superan en algunos países los de las Fuerzas Armadas, dificulta en extremo toda posibilidad de control.” Nuestra infantil construcción del ellos es tan torpemente sólida, que creemos que a nosotros nunca nos va a tocar… Tengamos bien en claro que pidiendo más efectivos y más cámaras, estamos propiciando el advenimiento de un Estado gendarme que terminaremos padeciendo TODOS. 

Redondeando


La seguridad, con todo lo que encierra esta palabra, es un tema muy complejo y trascendente. Simplificarlo de forma infantil o guiarnos por gente que solo busca el impacto mediático, puede llevarnos a equivocaciones muy graves.
Como ya fue expresado en estas líneas: nuestra sociedad en su conjunto vives atravesada por grados de violencia inéditos. Estamos lejísimo de poder festejar, pero creo que debemos tener muchísimo cuidado cuando nos lanzamos a buscar chivos expiatorios para desahogar nuestra angustia. Todos somos inocentes hasta que se demuestre fehacientemente lo contrario y no al revés.
En definitiva: soy agnóstico por íntima elección, pero seguramente todos me entenderán si digo que antes de lanzarnos a señalar con el dedo y ver la paja en el ojo ajeno, sepamos que nadie está libre de equivocarse.        


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