lunes, 27 de enero de 2014

Gente que se niega a ser basura

(Por Felipe Ignacio Díaz Gorosterrazú)

La cita estaba pactada para el día 23 de diciembre a las 18 hs. Llegué puntual y ellos ya estaban sentados a la sombra, esperándome, al filo del basural municipal de Nogoyá. Tuve la suerte de conocer a los “melli” Carrera (En rigor de la verdad son gemelos, pero se los conoce popularmente así), Juan Felipe y Juan Ernesto, en el festival que el Grupo Ambiental Nogoyasero realizó el pasado 1 de diciembre, como cierre de la campaña “Que el humo del basural no nos impida ver la realidad”. Allí charlamos un buen rato y les pedí que me concedieran un poco de su tiempo para realizarles esta entrevista. Accedieron con mucho gusto, como los que sienten la satisfacción de poder contar su verdad.  
Un periodista amigo me advirtió: “Ojo que los melli Carrera que no son ningunos angelitos…” Me sorprendió porque nunca le dije, ni le di a entender, que yo pensara, ni remotamente, que los dos hermanos hayan descendido de lo más alto. Pero esta advertencia resume el estigma que padecen desde que comenzaron a tener uso de razón, los “melli” y todos los que comparten su condición social (de alta vulnerabilidad): “Culpables hasta que se demuestre lo contrario”. Tampoco es de extrañar la visión que mi amigo tiene sobre lo que es, o debe ser, el periodismo: reproductor del discurso represor, invirtiendo la carga de la prueba, aunque él no lo sepa. Visión compartida por la amplia mayoría del periodismo local. No hace falta nada más que abrir, en internet, cualquier página informativa nogoyaense, un día lunes, para ver cómo se “corta” y se “pega”, sin cambiarle una coma, la gacetilla policial. NADIE CUESTIONA NADA…

Juan Ernesto Carrera
Comencemos hablando de su historia de vida… ¿Ustedes nacieron en Nogoyá?

Juan Ernesto Carrera: Nosotros somos nacidos acá en Nogoyá. Estábamos radicados en Crucecita Tercera (Zona rural del norestedel Departamento Nogoyá)

Sus papas son de allá…

JEC: No, mi papá es de Montoya (Otra zona rural del sur del Depto. Nogoyá), y mi mamá si es de Crucecita. Algunos de nosotros somos nacidos acá y otros hermanos son nacidos allá.

¿Cuantos hermanos son ustedes?

JEC: Somos die… quince vivos y uno que falleció… Somos dieciséis en total… Éramos… Ya hace más de treinta y siete años que nos vinimos (Lo mira a su hermano, como pidiendo ayuda para su memoria).
Juan Felipe Carrera: Si… Nosotros teníamos cinco años más o menos, así que treinta y siete más o menos…
JEC: Se vino mi viejo, del campo, para trabajar acá.Porque él trabajaba en el campo, se dedicaba a las changas. Se vino a Nogoyá y se radicó acá. Empezó a trabajar en empresas constructoras como albañil.

¿Cómo fue el primer acercamiento de ustedes, a la vida laboral?

JEC: Cuando recién llegamos, nosotros íbamos a la escuela. En ese tiempo, nosotros la pasábamos difícil… O sea, los dieciséis hermanos con mi mamá y mi papá… Después él (el papá) se accidentó y se lastimó la columna… Y entonces, después de la escuela, empezamos a salir nosotros, ha hacer la vida de nosotros…

¿Te acordás que edad tenían ustedes?

JEC: Y, nosotros teníamos 11 años mas o menos, cuando empezamos a venir al basural, a conocer gente en el basural. Ya había gente mayor… Y bueno, veníamos a recolectarle comida para los cachorros, teníamos perros de correr la liebre y eso nos ayudaba para salir a cazar, con mi papá, a los campos y traíamos cinco o seis liebres, para hacerla cocida con un arroz o algo… Porque se sufría… Mi papá, en ese entonces, se accidentó de la columna y no pudo trabajar más en empresas… Ya no se lo permitían por el tema de que sufría mucho él... Entonces hacía alguna que otra changa, pero se quedó sin trabajo… Entonces las pasamos de más mal nosotros… Mi mamá con todos los gurises… Entonces se fue al monte él (el papá) y nos giraba plata… Hasta que un día tuvimos una desgracia, un hermano que ya es mayor ahora, le había dado arroz cocido mi mamá, nos había hecho a todos arroz cocido con huevos, en una época de calor, como esta. Después nos acostamos y mi hermano se descompuso… Mi papá estaba en el monte y no había cómo comunicarnos en ese momento… El vecino que vivía en frente a mi casa, le fuimos a visar que al chico se la había ido la vista para atrás… Y mi mamá se asustó en ese momento y se asustaron todos… Y bueno, este hombre (el vecino) nos socorrió y lo llevó en brazos, pero ya iba casi “listo”…  Y justo encontró una persona, que también era vecino, y le pidió por favor que urgente lo llevara al hospital…

¿Dónde vivían ustedes en ese momento?

JEC: Vivíamos acá, en el barrio San Jerónimo. Y lo llevó, y gracias a dios que pudo salvarle la vida.

¿Le dijeron los doctores qué le había pasado?

JEC: Y si: una indigestión por el mismo calor… Y le avisamos a mi papá, que se quedara tranquilo que chico estaba bien, pero él no pudo venir. Y él se preocupó más por nosotros y no quiso salir más y dejarnos solos con mi mamá… Y ahí empezó a hacer changas acá y nosotros salíamos… Veníamos de la escuela y le decíamos: “mamá, papá nosotros vamos a salir…” Como a esta hora: las seis, siete de la tarde salíamos al centro… Y bueno, pedíamos para barrer en alguna casa, nos arrimábamos a algún negocio y le decíamos: “¿Señora, no quiere que le barramos la vereda?”; haciendo changuitas a cambio de cualquier cosa: un pedazo de pan, un pedazo de carne, para comer todos juntos. Y la gente nos agarró a querer a nosotros, en el centro, nos recibía con los brazos abiertos. Aparte, nosotros nunca tuvimos intención de quedarnos con algo ajeno, nosotros hemos estado en muchos lugares y nunca tuvimos esa intención… Entonces la gente nos ayudaba y, en una casa te daban pan, en otra te daban sobritas de fideos, o ibas a una verdulería y te daban papas; y ya traías todo… A las diez u once de la noche volvíamos… Y mi papá siempre nos preguntaba donde íbamos, que no anduviéramos haciendo esto o lo otro… Y no, nosotros nunca fuimos de andar metiéndonos en problemas… Y veníamos con las cosas y nos preguntaba de donde la sacábamos y nosotros le decíamos que las pedíamos, porque era preferible pedir y no ir a robarle a nadie… Y él salía a trabajar, a hacer changas, y lo poco que hacía era todo para comer, no para vestirnos… Y vestirnos, nos vestíamos con la ropa que te daba el vecino, o mi mamá, con cualquier otra ropa, nos hacía…

JFC: O Caritas… (Acota)

JEC: Entonces después íbamos a la escuela, remandados o como sea, pero limpitos… Mi mamá nos mandaba remandados pero limpitos… Y a veces, la gurisada, se reía… Nosotros nunca le hicimos caso…

Se me viene a la memoria algo que Eduardo Galeano escribió alguna vez: “A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba hacia abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder: en el mejor de los casos, alguna vez habrá justicia, pero en el alto cielo. Aquí en la tierra, la caridad no perturba la injusticia. Sólo se propone disimularla”.

Juan Felipe Carrera
¿A qué escuela fueron?

JEC y JFC: A la Yapeyú… (A coro)

JEC: Después, volvíamos de la escuela, y nos veníamos acá, al basural, a juntar el pomito de dentífrico, ese que es de aluminio, y el cosito del foco, la rosquita (culote). Y bueno, andábamos mucho para juntar un kilo y lo vendíamos por metal en lo Barboza, y hacíamos dos pesos o tres… Y como antes te vendían cincuenta centavos de yerba, o cincuenta centavos de azúcar, nosotros comprábamos un chiquito de cada cosa para tener… Y así, todos los días hacíamos eso… Después mi papá nos llevaba al campo, a juntar huesos, restos de vacas y animales… Sabíamos cruzar los arroyos con las bolsas llenas de huesos en la espalda y mi papá se cansaba… Yo y éllo ayudábamos mucho a él… (A su papá) Nosotros éramos menores y no nos podían tomar… Hasta que un día, Nani López (empleado municipal) nos dijo: “¿Muchachos, quieren trabajar?”, y le dijimos que si… Tendríamos unos dieciséis años nosotros… Tuvimos ocho años nomás, trabajando para el municipio porque se pagaba muy poco… Y después nos pasaron aun contrato…

A los pocos minutos de comenzada la charla, a pesar del esperable parecido físico, me doy cuenta que el mas afable y el que lleva la voz cantante del “dúo” es Juan Ernesto. Juan Felipe es de hablar un poco menos, pero cuando dice algo, va directo al grano. Me llamó la atención que, cuando Juan Ernesto dice “él y yo”, dice “él” y se señala él mismo, y cuando dice yo, lo señala a Juan Felipe. Cosas de gemelos…

¿Qué trabajo hacían en el municipio?

JEC: Barrenderos, ayudantes de albañil, estuvimos en el cementerio de sepultureros, aunque no nos llevaron para eso, sino para mantenimiento, uno por la necesidad tiene que hacerlo… Y un día le dijimos a Daniel Sciara, que en ese momento estaba él, que no queríamos trabajar más por esa plata, porque no nos servía, entonces nos cambió a un plan que se pagaba en el correo, se pagaba $200 el contrato por mes. Era poco también, pero entre los dos eran $400, y esa plata la volcábamos en comprar una bolsa de harina de cincuenta kilos, para hacer pan, para hacer tortas, para ahorrar, para hacer fideos. Comprábamos una bolsa de papa, veinte kilos de azúcar, yerba, todo por mayor.

¿En ese momento todavía vivían con sus papás?

JEC: Si, si. Era todo para la casa, para los hermanos… Pero el hermano mayor trabajaba en una fábrica de pastas, que era “MARMAC”. Cuando salimos de la municipalidad, porque se pagaba muy poco,  le digo a él (por Juan Felipe): “Y bueno, prefiero trabajar en el basural, que gano más, para mi…” Y empezamos a laburar así… Vino una persona de Concepción del Uruguay, con intención de comprar plástico y nos dijo “yo lo pago tanto, y pago el cartón así y asá…” Nosotros le decíamos “no te creemos porque no te conocemos…” Y bueno, nos dio un apellido…

JFC: (Interrumpe a su hermano) Pero eso fue después que estuvimos en la fábrica de pastas…

JEC: Ah si… Primero, mi hermano mayor nos llevó a la fábrica de pastas, para hacer changas. El dueño nos tomó de peones, en negro nomás, y estuvimos mucho tiempo trabajando ahí y nos enseñó a trabajar con las máquinas…
JFC: No nos alcanzaba a pagar, a nosotros dos juntos, el sueldo de un empleado en blanco de los que tenía…

JEC: Y trabajábamos los dos parejos con ellos (los demás empleados de la fábrica)… O sea, lo que hacían ellos, lo hacíamos nosotros, pero no ganábamos lo mismo… Entonces, un día mi papá nos dijo, que mi hermano mayor le dijo, que nosotros teníamos que arreglar con el hombre (el dueño de la fábrica), que ya hacía bastante que estábamos y cómo nos iba a tener así… Cuando venía la DGI, no escondía a nosotros… Nos usaba para limpieza de la casa, lavar platos, y no era trabajo que teníamos que hacer, y bueno… Entonces decidimos no trabajar más porque no nos pagaba lo que correspondía… Trabajábamos en la máquina de cortar fideos, en la máquina de hacer ravioles, en la de amasar, la de cortar la tapa de pasteles, la de empanadas, hacer todo lo que era el engrudo para hacer la ricota; y dijimos no, mucho trabajo y este hombre no nos paga lo que corresponde, somos dos y no ganamos ni la mitad de lo que ganan los otros…

JFC: Y volvimos a entrar a la municipalidad, por quincena, y ahí conocimos la familia Brasesco, de noche… En la andanza por las calles barriendo, conocimos la panadería y no arrimamos una noche a pedirles un pan… Entonces, un día, nos preguntaron a qué hora salíamos nosotros… Entrabamos a las nueve de la noche y salíamos a las dos, dependiendo de la velocidad del trabajo…

Era por tanto…

JEC: Si… Teníamos cuatro calles nosotros... Cuatro calles y de punta a punta… No importaba lo que demoraras, mientras el trabajo estuviera bien hecho… Si vos lo hacías más rápido, te ibas más temprano…

JFC: Un día nos invitó a tomar mate (Brasesco) y nos dijo: “Porqué no se llegan una mañana, cuando salen. ¿Pueden venir a las cinco o las seis? Me ceban mate...” Y así nos empezamos a conocer… Nos agarraron confianza y nos empezaron a enseñar… Nosotros mirábamos mientras les cebábamos mate… Sabíamos estar hasta las nueve o las diez de la mañana… Nos enseñaron a cocinar el pan… De última, ya éramos nosotros los que trabajábamos…

JEC: Y nos pagaban, ellos… Nos daban el pan, las facturas… Nos decían: “¿Quieren llevar una pastaflora para sus hermanos? Háganla ustedes, tomen todo…” Nos daban la fuente y la hacíamos al gusto de nosotros… Nos querían un montón… A veces nos dejaban dinero, bollitos de dinero arriba del mostrador y nos mandaban a buscar algo, para saber si nosotros teníamos mala intención…

Los probaban…

JEC: Si, nos probaban… Eso siempre lo conté… La otra vuelta, a gente que vino a hacernos esta cosa… (Una entrevista) Porque, seguramente, por uno u otro, le decían los mellis son así o asá, y ellos nos querían probar… Y nosotros jamás nunca… A nosotros hay gente que nos envidió siempre, no porque seamos malos, sino porque le metemos en el trabajo…

JFC: Por querer progresar. Lo veo así… (Juan Felipe y su elocuencia)

JEC: Nosotros lo vemos así… Cuando más hacés, parece que el otro está enojado porque vos “hacés plata”… ¡No es que hacés palta! Porque en este trabajo no se hace mucha plata…

JFC: Hasta llegar a un día que nos echó mi padre… Eso me dolió en el alma… Jamás, hasta el día de hoy supimos lo que pasó ese día…

Encuentro cercano con la “Justicia”


JEC: Como cuenta él (Juan Felipe), nosotros habíamos venido de trabajar de lo Brasesco, de la panadería, y a eso de la una de la tarde llegó la policía a casa. Nosotros estábamos tranquilos, no sabíamos qué pasaba y sale mi papá. Entonces le dicen, con unos papeles en la mano: “Vengo por los chicos Carrera, los mellis… Una denuncia”. Entonces nosotros salimos cuando escuchamos, dimos la cara enseguida y preguntamos: “¿Denuncia de qué?”. Teníamos como veintidós o veintitrés años (mediados de los 90). Entonces el oficial nos dijo: “Muchachos, están involucrados en un caso muy grave”. “¿Cómo muy grave, si nosotros no hemos hecho nada? Nosotros entramos a trabajar a las nueve o diez de la noche, hasta las dos de la mañana en la Municipalidad. A las dos salimos y entramos a la panadería, hasta las diez o las once; hasta la una de la tarde no volvemos. Venimos a casa y comemos, y marchamos al San Miguel a jugar a la pelota, hasta las ocho de la noche que volvemos a bañarnos y dormir. No tenemos otra salida”. Y se enojó mi papá con nosotros y le decíamos: “¡No papá, no puede ser, no es así! Nosotros jamás hemos ido a hacer ninguna sinvergüenzada…”. (Relato del policía) Un camión de Affranchino, del Quinto Distrito, el hombre es dueño de los animales y los vio cargando hacienda en un camión con una camioneta de un Juanjo Molina de color anti-oxido, y que los dos tipos que nos vieron estaban a cien metros de nosotros… Le digo al oficial. “Está mintiendo esa persona, porque nosotros no lo conocemos. Dígame quien es Affranchino…” (El policía) “No muchachos, van a tener de buscar abogado…” Entonces mi papá se enojó muchísimo con nosotros, y ya nos trató de muchas cosas… Nos dolió un montón a nosotros… Le dijimos a mamá: “No puede ser que él, que nos conoce bien a nosotros, creyó más en los demás…” Mi papá lo culpó al vecino, que nos culpó para salvarse él, y que tenía una camioneta (que concordaba con la descripción) con el otro… Pero que hacía cinco años que la había vendido… Entonces fuimos a la panadería, a la madrugada a trabajar…

JFC: Fuimos a lo (Dr. Carlos) Lafferriere, primero… Para orientarnos…

JFC: Y nos dijo: “No muchachos, ustedes no se presenten ahora. Cuando les llegue la segunda citación, ahí sí van a tener que buscar a alguien. Yo, en este momento, no los puedo ayudar. Búsquelo a (Dr. Carlos) Bianco”. Fuimos a hablar con (Dr. Carlos) Bianco, cuando llegó la segunda citación para la audiencia en Victoria. Bianco nos dijo: “No muchachos, lamentablemente estoy de vacaciones, no los puedo ayudar”. Y quedamos ahí, en la nada… Al otro día, a las dos de la mañana nos fuimos a trabajar a la panadería de este muchacho Brasesco, le contamos la situación y nos dijo: “No puede ser… Yo los voy a llevar muchachos…” Nos fuimos a la policía de acá, para ver si teníamos antecedentes, buscaron y nos dijeron que no, que no había ninguna denuncia acá, que era en Victoria.
Brasesco no llevó a Victoria… Esa persona fue muy buena con nosotros, el dueño de la panadería… Fuimos a buscar un abogado allá, que él (Brasesco) conocía y estuvimos más o menos tres horas sentados… ¡Cuando nos va atender, sale mi vecino! (Al que el padre culpó en un principio). Entramos a charlar con el abogado y a comentarle. Nos dijo: “Miren muchachos, el mismo problema tiene el hombre que salió de acá… No los puedo ayudar…” ¡Parecía que se habían puesto todos de acuerdo! De ahí, fuimos a la policía, ahí en Victoria. Lo primero que hicieron fue apartarnos de acá para allá…  A Brasesco lo sacaron…

JFC: ¡Como que éramos peligrosos!!! ¡Una cosa tremenda!

JEC: Me llevaron a mi, me pegaron acá en la espalda (se señala un poco más arriba de la cintura), me dieron un empujón y me llevaron para adentro…

¿Dentro de la misma departamental de Victoria?

JFC: Si… Me pusieron con un cartelito, me hicieron sacar (fotografías) de costado y de frente… ¡Y yo no entendía absolutamentenada!!!

No había ningún abogado presente…

JEC: No había ni un abogado, ni nadie…

JFC: Y me daban empujones…

JEC: Yo no sabía lo que le pasaba a él (por Juan Felipe), porque estaba afuera… Y uno de lo oficiales que estaba, me dice: “Hermano, decime la verdad: ¿Por qué ustedes andaban robando animales en un auto rojo…?” (Contesta) Perdóneme pero usted me está diciendo que el auto era rojo, porque yo no entiendo nada… Yo no entiendo porqué usted me acusa a mi…

¿Te acordás quien era el que te interrogaba?

JEC: No… Era un oficial de policía… Entonces me dice: “No te hagas el pesado, pero decime la verdad y quedamos tranquilos todos.”  (Contesta) No, yo no me quedo tranquilo, si yo no he hecho nada, no he robado nada… ¿Sabe lo que quiero? Que esas dos personas, un tal Martínez y Romero, que son los que nos acusan a nosotros, y el dueño de los animales, se presenten en la audiencia que nos han dado ahora. Queremos que estén todos presentes y conocerles la cara, que me digan en la cara si es que me vio en algún lado. Si, me dijo, el viernes en la audiencia, pero no te hagas el pesado… (Contesta) No, yo no me hago el pesado, pero no me pegue así de esa forma, porque yo no soy ningún delincuente… Y me sacó… Afuera había un oficial gordo y lo hizo pasar a él… (Por Juan Felipe)

JFC: Yo lo único que le dije es que no podía ser… Porque no entiendo nada de esto, oriénteme, dígame algo… Y nos dijeron: “Vayan arriba, que les tome el caso la Jueza de defensoría…”

JEC: Fuimos a hablar con la jueza y ahí nos tenían los policías rodeados, no nos dejaban marchar para ningún lado… ¡Como unos delincuentes nos tenían! Y este muchacho (Brasesco) que estaba nervioso. Le decíamos que se quedara tranquilo, que se fuera para afuera que nosotros sabemos hablar, “quedate tranquilo que nos sabemos defender, no le hemos hecho nada a nadie”, le dijimos.
Entramos con la jueza y nos atendió. Y lo primero que nos dijo, después que nos escuchó: “Miren muchachos, lamentablemente no los puedo ayudar…” (Contesta) ¿Pero como que no nos puede ayudar? Si nos mandaron con usted… (Jueza) “No, no los puedo ayudar… Vayan allá abajo, al civil que le van a tomar todo los datos, las huellas digitales…” Y ya sabíamos nosotros para qué era porque el otro policía nos había dicho. Y bueno, mientras estábamos ahí, nos tomaban las huellas digitales, nos pintaron y todo, nos sacaban fotos, y una vergüenza porque no sabíamos para qué eran, si era el diario o qué es lo que era. Y bueno, después un oficial nos dijo: “Ahora tienen que firmar esto…” Entonces lo primero que pensé es: No, yo no lo voy a firma y se lo dije. “¿Cómo que no lo vas a firmar?”, me dijo. No, yo primero quiero saber que porqué tengo que firmar esto. “Esto va a quedar en el aire muchachos”, dijo. Nosotros no somos ningunos delincuentes… Aparte, tenemos audiencia y tenemos que venir…, le dijimos.

Después de todo esto que me contás: ¿Ustedes nunca tuvieron un abogado defensor presente?

JEC: No, nunca… No tuvimos un abogado, ni nadie que nos asesorara en ese momento… Fuimos el día viernes a la audiencia, este muchacho (Brasesco) no llevaba, gastaba nafta, perdía de trabajar en su panadería, pero él nos llevaba, nos tenía confianza como amigo. Nos  tocaba la hora de la audiencia, entraba yoy él (por Juan Felipe) con los que investigaban y nos tomaban los datos, y de los otros no estaba nadie, ni el dueño de los animales, nadie. Nunca vimos la cara de ellos… Nueve audiencias tuvimos…

¿Y quién los defendió a ustedes en esas nueve audiencias?

JEC: No nos defendía nadie…

JFC: No teníamos abogado… Nosotros dos nomás… Yo me acuerdo que la jueza nos preguntó que si el dueño de los animales era “poderoso”… ¡Y la verdad, es que no lo conozco! Y hasta el día de hoy, quedó en la nada…
JEC: Porque no firmamos nada… Unos conocidos de Victoria decían: “Muchachos, quédense tranquilos porque ustedes no tiene esa forma de ser. Yo los veo que no son lo que sale en la televisión…” (Contesta) ¡¿En la televisión?! ¡Y era verdad! ¡No nos defendió nadie en ese momento! Y bueno, quedó así… Hasta el día de hoy no supimos nunca cómo se cerró el caso, si era verdad que los robaron…
Y como eso, nos pasaron otros más, con gente de acá, de Nogoyá. Comercios de acá que nos involucraban en cada cosa…

JFC: Un caso de prostitución… Una mujer de acá (por el basural) nos involucró a nosotros, como que nosotros la mandábamos a hacer “changas” y le recibíamos la plata…

JEC: Nosotros la conocíamos pero nunca tuvo trato con nosotros…

JFC: Nunca supimos quienes fueron los que nos denunciaron…



Uno de los hijos de Juan Ernesto


En el nombre del padre



JEC: Y bueno, un día fuimos a casa, a la tardecita, para descansar, y nos recibió mal mi papá, nos dijo un montón de cosas… Y yo fui y le pedí una pala, porque hacíamos huerta acá en el volcadero y sembrábamos calabazas y cosas así… Teníamos una huerta re linda…

JFC: Hasta la policía llevaba calabazas porque le dábamos los cajones llenos de la calabacitas coreanas…

JEC: Y bueno, mi papá se enojó y nos dijo: “Tomen sus porquerías y llévenla con los otros de allá abajo…” Como que alguien le habló mal de nosotros, le calentó la cabeza y bueno, nos pasó una cosa que nunca en la vida nos había pasado con él… Porque, que te eche un padre sin saber vos por qué… Me pegó y nos echó sin nada a la calle… Y mi mamá que lloraba, mis hermanos que salieron todos a defendernos… Y él se atacó, se enloqueció, me tiró unas puñaladas… Yo le decía: “Pero papá por qué, quien le dijo algo, quien le calentó la cabeza, no somos los que usted piensa…” Y no, “Váyanse, nunca más los quiero ver…” nos decía… Pasó meses sin vernos… Tocábamos música con él, porque nos enseñó también en ese rubro, y nos dolía un montón no poder nadar con él… Y bueno; nos vinimos a instalar acá (Por el basural), él (por Juan Felipe) en la casilla con la señora, y yo me quedé con una familia amiga de acá.
Nosotros lo sentíamos un montón no poder hablar con mi papá, pero mi mamá sívenía a visitarnos. Le decíamos nosotros: “Dígale a papá que no se enoje, que nosotros no somos así, que venga que queremos hablar…” Y no, no había caso…
Un día vino el veterinario Godofredo Godoy y nos dijo: “¿Mellis, no quieren ir a comer algo a mi casa, que es el cumpleaños de mi mamá? Con Honorio Retamal y otros más…” Cuando íbamos, le digo a él (por Juan Felipe): ¿No será que lo ha llevado a papá? ¿Qué hacemos si llega a estar ahí? No vaya a ser cosa que tome algo… Y bue, fuimos y cundo entramos a la casa del veterinario, lo vimos que estaba él ahí sentado… No hacía el corazón una cosa que parecía que se nos salía del cuerpo, de los nervios y susto… Nos sentamos, él estaba cerquita de nosotros… Por ahí, la mamá del veterinario (la cumpleañera) nos dice: “Muchachos, porqué no se cantan algo para mi…” Y él no dijo nada, fue, buscó la guitarra y nos dijo “¿Quieren cantar algo? Yo los acompaño…” Y ahí se engarró…

Mi prejuiciosa estupidez se sorprende un poco al ver que estos dos hombres, curtidos por toda una vida de adversidades, se quiebran en esta altura del relato y los ojos que han visto tantas injusticias se humedecen. Acostumbrados a apretar los dientes, no pueden contener el nudo en la garganta.

Me emociono porque… nos sentimos mal en ese momento… Porque él se emocionó y empezó a tomar mucho… y le dije. “Papá no tome…” Y él tomaba, tomaba mucho… “Usted cante…” me dijo y nos acompañaba… Nosotros pensábamos con él (por Juan Felipe) y si después nos vamos y él nos pega, o pasa algo, o nos grita en la calle… Y bueno, terminó la fiesta y el hombre (por el veterinario) se puso contento por vernos reunidos a todos… Le dije. “Papá, nosotros nos vamos. ¿Usted se va solo?”; “No, vamos juntos”, me dijo… “Bueno, deme que le llevo la guitarra”, le dije; tenía una guitarra que la quería un montón, la quería como a mi mamá… Llegamos a la casa y nos dijo: “¿No van a pasar a tomar unos mates?”; y nosotros no sabíamos que hacer, si entrábamos y pasaba algo… “No les voy a hacer nada. Quiero hablar…”, nos dijo. “Bueno, si es así, vamos a entrar…” le dijimos. Hablamos y nos dijo que no quería que andemos tirados. Le dijimos que no estábamos tirados, que nosotros nos sabíamos defender solos, que no íbamos a volver más, que habíamos tomado una decisión y la íbamos a cumplir… Le dijimos que lo que teníamos en la casa, lo dejara para los otros hermanos, las camas, el televisory las pocas cosas que teníamos… La heladerita se la regalamos a mamá…Le dijimos que nosotros nos vamos a armar devuelta. Algún día nos iremos a hacer un rancho. Queremos que usted esté bien y nosotros también… Se quedó sentado y nos vinimos… Mi mamá había escuchado todo… (Nuevamente se le quiebra la voz) Y nos contaba que lo escuchaba que lloraba y que decía que se había equivocado, que iba a dejar el alcohol, que no iba a tomar más. Y fue así: esa noche tomó esa decisión y no tomó nunca más… Nunca más tuvo líos con nadie… Después empezó a venir con mamá a visitarnos y no dejó de venir… Venía y se preocupaba por como estábamos nosotros. Después yo me junté y me decía: “¿Que le vas a dar de comer?” (Contesta) Yo sé cómo le voy a dar e comer, no voy a andar robándole a nadie, me voy a matar en la basura trabajando, vendiendo cartón, nylon, lo que sea, pero nosotros plata vamos generar para que ellos vivan. Y, gracias a dios, hasta el día de hoy, a ellos no les falta un pan ni nada, porque nosotros no es que lo traemos de la basura al pan, sino que nosotros con lo que vendemos tenemos para comprar y sabemos administrarnos. Nosotros no fumamos, no tomamos, no gastamos en salir a un baile o andar en jodas… Si tuviéramos la luz, la pagaríamos…
Nosotros hemos estado cuidando casas de otra gente y hemos estado bien, y por culpa de alguien que no quiere que vos estés, hemos tenido que salir mal… Mal con el dueño de la casa, pensando el dueño que nosotros le íbamos a vender la casa… A nosotros nos dolía un montón porque no podía ser que le hayan inventado esas cosas, que nos eche cundo fue él el que nos buscó y hace mucho que estábamos y nunca tuvo ningún problema…

JFC: Encima, el dueño del campo acá (lindero con el basural) nos tenía a tras perder con la policía, porque decía que nosotros le carneábamos los animales. Este campo es de Klein, el carnicero, y un día lo hablé y le dije que porqué venían citaciones y nos fuimos al Canal 8 (Canal de aire local que ya no existe) y nos hicieron una nota. Y se acabó todo… Porque venían y nos empujaban, nos pegaban lo oficiales, estos que andan… los rurales (Abigeato)… El campo está al costado del arrollo y yo no puedo parar a una persona para preguntarle: ¿Qué llevás?... Por más que yo lo vea acá… Le corresponde a ellos (La policía) o al dueño del campo… Mi papá iba a una fiesta en Villa Ghiano, y sin saber que era mi padre, hablaban de nosotros: “Los mellis carneadores…” Y mi papá venía malo a casa porque hablaban muy mal de nosotros, entonces me cansé e invité a un vecino de acá y le dije de ir al canal, vamos a dar la cara. No puede ser, yo hablé con este hombre (el dueño del campo)…

Juan Felipe y su familia


La pérdida (22 de marzo de 2013)


JEC: Una noche vino mi papá: “Ojalá que no haya pasado nada… ¿No sintieron la ambulancia? El Gaby tuvo un accidente…” nos dijo. Le dijimos que se quedara tranquilo, que se quedara a comer, que seguramente no había sido nada… Pero él estaba nervioso, comió y se fue… Nosotros los seguimos, para que no se fuera solo y preocupado porque mi mamá no venía…  En el camino nos cruzamos con mi hermano y mi cuñada, vimos que ella lloraba y dijo: “Falleció el Gaby”… ¡No puede ser!, le dijimos. Nos apuramos y llegamos a la casa de mis padres, y mi papá estaba enloquecido, se culpaba… Tratamos de tranquilizarlo y lo buscamos a mi tío para que lo tranquilizara… Se calmó y nos llamó a todos los hermanos. Nos explicó lo que había pasado en el accidente: “Muchachos, no quiero que digan nada del que chocó con su hermano, ni hagan nada, la justicia sabrá qué hacer…”

¿Qué edad tenía su hermano?

JEC: Dieciocho años… Él era pachorriento hasta para trabajar y era de andar despacito en la moto… Y el que lo chocó lo llevó por encima mamado…

JFC: Según lo que dijo la mujer (del conductor del auto), que venía con él, quiso hacerle un chistecito, se le fue el auto y lo tocó… Lo agarró bien al medio… A mi hermano lo despide, vuela y da la cabeza con un pino… La moto la arrastró con el auto…


El acceso al agua potable y la vivienda digna, son derechos humanos


Cuéntenme cómo fue el tema cuando trajeron el agua.

JEC: Cuándo nos instalamos acá, acarreábamos agua de allá, del molino (Los dos señalan al sur y no logro verlo), lo tapan los árboles, detrás de todo el basural. Tiene que haber como 3 kilómetros… Era cansador, todo los días tener que andar acarreando para lavar, para bañarse...
Un día fuimos a la municipalidad, a pedir que por favor nos pusieran el agua. El intendente en ese momento era (Ing. Gustavo) Cusinato, nos dijo que no se podía, que había que hacer un montón de trámites, que es una calle y que nosotros estamos instalados en una calle y no podemos estar acá… Anduvimos mucho tiempo pidiendo por eso y nadie nos dio bolilla. Un día vino Alicia Silio de Vilar, después de la creciente del 2001 que nos tapó a nosotros acá, vino y nos ofreció presentarnos a dos personas de Buenos Aires, misioneros que podían ayudarnos. Nosotros le dijimos que si, que no teníamos problemas de recibir ayuda de nadie. Y al otro día trajo a estas dos personas (Pareja formada por Estela Macini y Omar Spataro). Pidieron un tractorcito de la municipalidad para traer un acopladito con comestibles, leche para los gurises, aceite, de todo…  Charlaron con nosotros y nos dijeron que eran de la misión de la “Madre Maravillas”, que ellos estaban destinados a esta zona. No preguntaron si nos molestaba y le dijimos que no, que no tenemos ningún problema. Nos ayuda Cáritas, los adventistas, un mantón de gente y no tenemos ningún problema con la religión. Entonces les dijimos que no teníamos agua, que habíamos andado mucho y no nos quieren poner porque es calle… “Pero cómo que no le van a poner el agua” nos dijo el hombre (por Omar Spataro); “Si ustedes me acompañan, yo voy con ustedes.” Y así empezó a andar este hombre con nosotros. Y bueno, pasó Cusinato, pasó (Arq. Manuel) Schönals y no pudimos con ellos… Llegó (Dr. Faustino) Schavoni (actualmente es titular de la Unidad Ejecutora Provincial). Y bueno, fuimos a “atacarlo” con el hombre (por Omar Spataro). Le pedimos una audiencia y nos dijo que si, que nos esperaba un lunes. Fuimos y nos atendió, fuimos varios de acá. Le comentamos quien era este hombre, lo que quería y que ofrecía la plata, solo necesitaba la colaboración de la municipalidad. El hombre compraba todo los materiales y mano de obra, pero necesita la habilitación municipal. “No se puede porque tiene un montón de requisitos, y usted no es de acá y eso tendríamos que hacerlo nosotros…” nos dijo el Intendente Schavoni. Entonces este hombre les dijo que nosotros ya habíamos ido a hablar con Intendentes anteriores y que nunca lo habían hecho, y que nosotros necesitábamos el agua. Se quedó dos semanas el hombre (Spataro) y lo logró… Mandó a decir a “El Carmelo”, en Buenos Aires, que le giraran la plata que ya estaba todo listo y que iban a hacer la red para todos acá. Pagó todo, la municipalidad solo vino a conectar el agua. Todos contentos, se inauguró, vino el Intendente, lo mojaron y prometió, en ese misma inauguración, que el volcadero iba a ser la prioridad para hacernos las vivienda; hasta el día de hoy no se ha cumplido… él ni vino más, y acá quedamos con la ilusión… Seguimos luchando, junto con otros, por el tema de la vivienda, pedíamos audiencia con los Concejales, con todos… Se llegaba a un acuerdo pero no venían… Nos hacían reunir con la gente del barrio y ellos no venían… Después se disculpaban por no poder venir, pero le dijimos a GermánPerotti, en ese momento que estaba en Acción Social (municipal), que nos hacía quedar como locos con la gente, porque nos hacen reunir a todos y no vienen...

JFC: Nos fuimos ganando, en ese entonces, como una especie de rencor con los demás… Quedábamos como unos charlatanes… Después los buscábamos y no querían acompañarnos…  ¡Entonces empezamos a andar solos y teníamos menos fuerza!!!

JEC: Le dije a él (por Juan Felipe): “Sabés que vamos a hacer, vamos a decidir por nosotros. Le decimos al Intendente (Schavoni) que nos dé una casa y nosotros la pagamos…”No dijo que se podía pero nosotros no, porque no teníamos ingresos… Que no teníamos ni un papel… Y nos mató porque nosotros trabajábamos particular…

Un comentario que se escucha mucho en Nogoyá, no es que yo lo crea, es que: “Siempre les han querido dar casa a ustedes, pero ustedes no se quieren ir de acá…”

Los dos juntos: ¡No, eso no es así!!!

JEC: Ese comentario existió siempre…

Por eso se los pregunto, para que den su versión…

JEC: Yo siempre lo aclaré en las radios, cuando hemos ido, que nosotros hemos tenido muchas reuniones que nadie las sabe acá...

JFC: Cuando nos prometieron hacer la casa de mi padre, nunca cumplieron… Y debe hacer veinte y pico de años… Nunca han cumplido lo que ellos dijeron… Ningún Intendente… Y hay mucha gente de acá que le hacen el verso… Ellos (autoridades políticas) saben muy bien lo que le hemos plateado y lo que nosotros queremos por todas las veces que nos hemos reunido… Ellos saben bien la necesidades de acá, lo que pasa es que ellos… La última vez que yo estuve con Carlitos Acosta (Ex Secretario de Gobiernode la Municipalidad de Nogoyá y actual Director del Centro Integrador Comunitario - http://www.mapaeducativo.edu.ar/sig_politicas_sociales/encuestas/ver_encuestas/30B018), habíamos juntado $7000, que nos llevó cinco años juntar.  Queríamos comprar un terreno pero no nos alcanzaba. Entonces él (Acosta) me dijo que guardara la plata, o que comprara muebles u otra cosa, y me mostró que habían llegado unos papeles de Paraná, de parte del Gobierno, seis millones de pesos para el volcadero municipal. “Les va a corresponder $25000 por familia…” nos dijo.
Siempre se lo digo a Ernesto, es como que nos ignoran… Muchas veces nos esquivan… “Los mellissaben defenderse, saben hablar, son peligrosos... ¡Ojo!”Me doy cuenta que es así… (Juan Felipe y su elocuencia)
Un día que hacía mucho frío, vinieron a buscarnos para llevarnos al polideportivo. Entonces le dije a la Señora de Carlitos Acosta (Natalia Maidana, al igual que su esposo, actualmente cumple funciones en el C.I.C. Nogoyá): “No te enojes, pero yo estoy bien acá… Yo para ir y pasar una noche bien allá, y venir al otro día y encontrarme con un desastre acá, que no lo recupero nunca más, prefiero quedarme en mi casa y mandar a mi familia a la casa de mi padre que va a estar segura…” ¡Se me enojó…! Y cuando fue a la radio, me dejó muy mal… Entonces le expliqué a Bonifacio (Villarruel – Conductor del programa radial local “Opinión Pública”) que no era así… Le pedí que se acercara a mi casa para charlar, cualquier día, para hacer una nota, que yo estaba dispuesto a hablar de mí y de mi casa… Me dijo que iba a venir el lunes siguiente, y no vino nunca… Lo encontré en una peña y le dije que me sentía discriminado porque no quiere venir…
No sé los vecinos, pero yo no tengo problemas de que venga cualquiera y vea mi casa… No hay nada que esconder porque, lo que se ve es la realidad… ¡No es que nosotros no queremos hacer las cosas, no podemos!!! No nos da el presupuesto para hacerlo…
Cundo el Intendente nos dijo que no, por la casa, le pedimos por un terreno, porque el misionero (Omar Spataro) conoce a una pareja de EEUU que quiere ayudarnos para hacer una casa tipo “islas”, pre-fabricada. Lo único que no pedían era que el terreno estuviera a nombre nuestro, con escritura. El terreno que está pegando a las Carmelitas, por calle 25 de Mayo, está donado para que la municipalidad nos haga las casas, así que el misionero quería apurar todo para que esta pareja pudiera ayudarnos… Inclusive, esta pareja de norteamericanos, querían que fuera acá y yo les explicaba que, cuando llueve más de 50 milímetros, esto se anega todo, pero ellos me decían que traían maquinaria para dragar el arroyo y para rellenar los terrenos y construir con todo instalado.

JEC: Fuimos a la Municipalidad con el estadounidense y no pudimos hablar con (Dr. Faustino) Schavoni. Entonces él (por el norteamericano) compró una vaquilla y unos lechones para comer entre todos acá… Fueron a Dimarski y se trajeron medio camión de mercadería…
¿Tienen idea de cómo vino a para acá el yankee?

JEC: Conocido de los misioneros (Estela Macini yOscar Spataro). Por intermedio de ellos… Él es norteamericano pero la señora es correntina. “Lamentablemente no podemos hacer nada. Una lástima no poder conseguir los terrenos…” no decía la señora. Y bue… que se la va a hacer…
También vino el colegio “Lenguas Vivas” (Instituto de Enseñanza Superior), trajeron de todo y quería hacernos las casas de madera también, pero no hubo caso con la Municipalidad. Íbamos con ellos, pero no…

JFC: Nos atendía la secretaria y nos decía que el Intendente no estaba… Hasta que un día nos había dado una audiencia, un lunes, fuimos con el misionero y todos los varones de acá. Estuvimos sentados ahí y no salía nadie. Le preguntamos a la secretario y nos dijo que le Intendente no estaba, que andaba por Paraná. ¿Cómo por Paraná si nos dio audiencia…? No quedamos ahí… Estuvimos hasta la una de la tarde y salió (El Intendente Schavoni)… Se ve que nadie le avisó que nosotros seguíamos ahí y se sorprendió al vernos sentados… “¡¿Ustedes acá?!!! Ustedes son los del volcadero y andan con el hombre…” nos dijo. Entonces le dijimos que seguramente nos atendía porque andábamos con el misionero (por Omar Spataro). Cuando entramos el misionero le dijo: “Disculpe que lo andemos molestado otra vez, pero hay gente que pone la plata y quisiera que ellos tengan su casa, pero los terrenos que done la Municipalidad, tienen que estar a nombre de ellos. Disculpe las molestias.” Entonces el Intendente le contestó: “Pero no, si yo recibo a cualquier mugriento…” Esa palabra nos humilló a todos… El misionero le dijo: “¿Cómo Señor Intendente? Usted que es un abogado no puede decir esas cosas…”

¿Y con este nuevo Intendente (Cr. Daniel Pavón), que onda?

JFC: Con el Intendente que está ahora, fuimos a hablar para que nos consiguiera un terreno y nos hizo averiguar por aquel terreno… (Señala hacia un decampado cercano al cementerio) El dueño pedía cincuenta mil pesos y son dos terrenos, y nos dijo que no, que no los podía pagar, que era muy caro… Él tampoco quería que nos fuéramos lejos, por el tema de que trabajamos acá, para no tener que trasladarnos tanto y en eso estaba bien… Le dijimos que si no podía pagar esa plata, que nos hiciera un subsidio al Gobierno o, de última, vamos nosotros a hablar… Si el gobernador viene acá, a inaugura un montón de cosas, pero nunca lo llevan al volcadero, a ver la realidad que somos nosotros. Le dijimos que nosotros nos vamos a romper el alma para tener un terreno. Entonces me fui a la radio y pedí por favor, que si alguien tenía un terreno para vender, que lo podíamos pagar en cuotas, que hasta mil pesos por mes podíamos pagar nosotros…

JEC: Muchos dijeron que “de donde van a sacar mil pesos por mes estos…” Pero yo le decía a mi papá que nosotros le vamos a meter ganas para tener la plata todos los meses. Basta que yo haga mil quinientos pesos por mes, deje quinientos y, entre los dos, tener para comer, no tengo ningún problema de tener para la cuota… Muchos llamaron pero todos querían la plata al contado y era mucho… Si no podíamos pagar cincuenta mil pesos, menos treinta y cinco mil que pedían en un mes… Bueno, le agradecimos a Bonifacio (Villarruel), y le dijimos que ojalá por intermedio de él podamos conseguir alguno… Pero se terminó ahí nomás, no siguió con el tema… Y lo retamos también a él y le dijimos: “Bonifacio, nosotros estamos cansados de escuchar a los políticos que vienen a hablar a tu radio, (se corrige sobre la marcha) la radio de Allende… (José Ángel Allende – Diputado provincial por el Departamento Nogoyá – Actual presidente de esa Cámara)Allende siempre viene y habla de que dan y donan, pero vos nunca te acordás de nombrar la gente del volcadero, y decirle al hombre (por el Dip. Allende) que porqué no viene al volcadero ycharlar un rato con nosotros. Nunca se acuerda de la gente del volcadero cuando va alguien a la radio… Nos dijo: “Mañana voy… Vamos a ir a tomar unos mates con Emilio (Ache) y vamos a hacer una nota…” Hasta el día de hoy, nunca vino… No vino nunca a hacer una nota…
Ese día nos vinimos para casa y mi cuñado, a la noche, tarde, era como las once, vino en una moto. Él estaba trabajando en la carnicería y nos había escuchado hablar en la radio… Nos dijo que la mamá nos quería vender una parte un terreno, acá cerquita, atrás del (Campo de deportes) San Miguel. Le dijimos que no teníamos para comprarlo todo al contado… Nos dijo que lo podíamos pagar como nosotros pudiéramos, por mes… Y le dijimos que le íbamos a pagar mil pesos por mes… Así que lo estamos pagando, y si podemos adelantar alguna cuota, se la adelantamos…

JFC: Ahora tenemos que ir a hablar al municipio porque habíamos llegado a un acuerdo de que, si nosotros conseguíamos el terreno y lo pagábamos, ellos nos hacían la casa. Ahora, el Intendente, nos dijo que no, que teníamos que hablar devuelta, porque teníamos que tener una habitación levantada para que entremos en el Programa que ellos querían y pagaríamos ciento veinte pesos por mes, con ese plan. Pero hasta hoy nunca más se comunicaron ni vinieron, así que vamos a tener que volver a ir al municipio para decirles que estamos pagando el terreno, hicimos todas las bases que son carísimas, porque el municipio no nos dio ni fierro ni material para hacerlas, porque decían que eran carísimas. Les dijimos que tenemos ladrillos para levantar y llegar hasta el techo, tenemos las aberturas compradas, hace cinco años que venimos teniendo de a poquito las cosas. Mano de obra no necesitamos porque estamos nosotros y mi hermano. Lo que necesitamos es para terminarla… No vamos a poder porque tenemos que cumplir con la cuota del terreno… Si no tuviéramos que pagar esos mil pesos por mes del terreno, lo invertiríamos en materiales…Hicimos lo que el Intendente nos pidió: el terreno y las bases… Ahora tenemos que ver que me van a decir…

JEC: (Vuelve a mi pregunta original) Pero eso de que “no queremos salir”, siempre se ha dicho, pero no es así. Puede ser que haya algún vecino que no quiera, pero no todos…

JFC: Hasta ahora, con la casa, vamos a fuerza de pulmón nuestra, la municipalidad no ha aportado nada…

JEC: Entonces espesamos a juntar la plata, porque nosotros vendemos una carga de plástico cada quince o veinte días y hacemos tres mil pesos más o menos, y somos tres.

¿En cuánto tiempo hacen una carga?

JEC: Y en un mes, dependiendo que no llueva, podemos hacer dos cargas; dos de plástico y una de cartón. Pero es un trabajo cansador…

Trabajo acumulado

¿Cuántas familias viven acá, más o menos?

JEC: Acá hay más de 20 familias…

¿Y cuantas personas creen que están en condiciones de trabajar como lo hacen ustedes?

JEC: La única persona que trabajó, y que hoy no está porque falleció, era Néstor Romero. Él trabajaba y vendía como nosotros, no la misma cantidad, pero juntaba. Los demás, juntan bolsas de botellas de vidrio o de cartón, hacen doscientos kilos y ya lo venden, no son de aguantar y acumular para una carga, viven el día a día…

JFC: Nosotros tenemos una forma diferente de trabajar… Nos administramos…

¿Lo ven difícil en formar y trabajar como una cooperativa?

JFC: El misionero (Omar Spataro) nos decía de formar una cooperativa, él ya venía con todo armado, con abogados y todo… Pero tenía que tener autorización de acá (el municipio) para trabajar en el basural… Encima le daban las máquinas y con el porcentaje de las ventas que hacíamos, podíamos ir pagándolas para que, el día de mañana las máquinas pudieran ser nuestras… Pero tampoco se consiguió… Lo de la cooperativa se puede hacer si se hace bien y como han prometido ahora de poner una planta para trabajar en el basural, pagar un sueldo y aportar para el día de mañana, para nosotros es mejor…

JEC: Acá ha venido gente de Medio Ambiente de Paraná, pidiendo que les dibujemos, más o menos, cómo nos parecía que tenía que funcionar el basural… Y bueno, nosotros les decíamos que había que hacer una calle al medio, una sección para ramas, otra sección solo para chatarra y hierros, para este lado se tiraría todo lo que es orgánico, entonces vos sacás el plástico y queda lo orgánico, todo organizado. Limpiaron todo el basural. De acá usted veía hasta el fondo… En el 2001, durante la intendencia de (Arq. Manuel) Schönals. Pedimos prestado un tractor y un peón de la municipalidad que lo pagábamos nosotros las horas extras, y cargamos dos equipos completos de chatarra en un día… Fue un sacrificio de tres o cuatro años que veníamos juntando esa cantidad de chatarra… Nosotros la acomodamos y la apilamos en el camión, porque la chatarra tenés que romperla, autos enteros había que desarmar…Buscamos gente para que nos ayudaran y nunca nadie pudo decir que los tratamos mal o que no les pagamos… Se lo vendimos a la empresa Todoni de Paraná…

JFC: La señora (Romina Todoni) nos ofreció la plata para que nos hagamos la casa y devolvérsela de a poco con las ventas… Fuimos allá y hablamos con ella. Buenísima la señora… No lo aceptamos y le dijimos que no era porque no queríamos, sino que nosotros nunca trabajamos así, empeñados con algo que no sabemos si vamos apoder cumplir… Par trabajar tranquilos…
JEC: Uno tiene que estar pensando que debe… ¿Y si nos pasa algo, quién sale a trabajar por mí?  Nos ofreció plata para comprar un camioncito o un tractor para sacar las cargas, o para una prensa hidráulica para la chatarra, pero le dijimos que no, que no se preocupa que nosotros le íbamos a cumplir… Nos han jodido tanto, nos han llevado cargas sin pagarnos y sin la platita que vos contabas para comer o lo que hiciera falta en la casa, ahora confiamos en ella… Ahora empezamos a horrar y tenemos algo ahorrado por si pasa algo o hay algún gasto inesperado como algún remedio. Y ahora, con esto que nos empezó a ayudar la presidenta por los gurises (Asignación Universal por Hijo), todo para la escuela, eso es todo para los libros, cuadernos, la ropa, y nosotros generamos para la casa y para comer…
Nosotros habíamos comprado televisor y esas cosas, porque nos gustaba, pero cuando nos tuvimos que venir a acá, regalamos todo porque no tenemos luz… Y no podemos tener muebles acá, por el agua se nos entra en la casa, por las ratas y las víboras. Ayer tuve que matar una yarará, que son peligrosas y son de venir con la creciente… A veces uno está por comer, de noche, sentado y se cruzan las ratas… Yo tengo piso de cemento, pero abajo está todo huequeado... por las ratas y las hormigas…

El Intendente ha ido a Buenos Aires, a reunirse con funcionarios del gobierno nacional por este tema del basural...

JFC: Si, él nos dijo que estaba por ir. Y nos dijo que “no levantáramos la perdiz”… No sé por qué… Sería para que no fuéramos a las radios a hablar nada… Eso es lo que nos dijo Pavón… Pero después se supo igual…

Mientras desgrababa esta nota, se produjo una tragedia en Concepción del Uruguay. El pasado 7 de enero, un camión volcador de la municipalidad de esa ciudad entrerriana, chocó contra un antiguo puente de hierro, el cual colapsó y se derrumbó sobre el vehículo. En la caja volcadora viajaban 20 operarios precarizados que venían de cumplir su jornada laboral en le basural. Hubo una víctima fatal y se llamaba Rocía Lorena Quintero, que había cumplido 30 años el pasado 17 de diciembre. Otros compañeros de Lorena sufrieron mutilaciones y heridas de diversa gravedad. Otra vez (¿Y van?) tuvo que ocurrir una tragedia para que, por lo menos por unos días, los ninguneados se hagan visibles. Por cierto: la casilla en la que vivía Lorena no es muy distinta a la de cualquiera de nuestros vecinos del basural de Nogoyá. Nuestro municipio tiene la oportunidad de devolverles algo de la dignidad que les ha negado. Esperemos que esta vez, esté a la altura de las circunstancias.

Foto de la tragedia
¿Creen que con estos proyectos que, se supone, están en danza, los pueden dejar de lado a ustedes?

JEC: Nosotros esperamos que no vaya a venir alguna empresa, traiga gente y nosotros quedemos… Está bien que nosotros podemos trabajar en otra cosa pero no es el caso… Además si hacen algo y no ponen un sereno, se pierde, como se perdió cuando estaba Schönals: se perdió tejido, se perdieron los postes, se perdió todo lo que pusieron… Tampoco queremos que sea solo para nosotros, queremos que sea para todos los vecinos igual y que trabajemos todos por igual… Hace un rato estaba yo solo ahí, entre lo yuyos, un calor impresionante, pensaba y maldecía porque una sola nube no llegaba y tapaba el sol para calmarme. ¡Tenía agua pero el agua se me calentaba! Destapaba la botella de plástico y el plástico es caliente, me mojé y el agua hervía… Después ya medio que me mareé, me descompuse y me senté, entonces pedí que me ayudaran. Encima yo sufro de problemas en el esófago y no había comido nada por el calor… Pensaba: “Qué sé yo… Puedo caer muerto en la basura y nadie me encuentra entre las porquerías…” Y algunos dicen que hacemos plata… En aquellos bolsones que están allá (señala unos bolsones plásticos de un metro cubico cada uno, aproximadamente), hay que entregar sesenta de esos bolsones… Ayer me preguntaba un señor que cuántas botellas plásticas caben en un kilo. Le dije, señor, caben aproximadamente cien botellas, sin la tapa que es lo más pesado… Y él pensaba que con diez botellas se hacía… No, si un bolsón de silo, pisándolo y sacándole las tapas, pesa cincuenta kilos, a veces menos… Ese mismo hombre se sorprendía por la cantidad que hay que hacer… Porque vos tenés que juntar y separar, porque todo tiene distinto precio, y hay que venderlo separado…

Alma de musiqueros


Los Melli afinando junto con su padre (sentado)
JEC: Nosotros  también andamos con la música, y hemos andado mucho gratis, porque nuca nos pagan nada… Compramos instrumentos y son carísimos… Nosotros con esfuerzo lo hemos comprado, porque nos gusta la música, y todo con el tema de la basura; con todos lo que se vende, hemos comprado todos los instrumentos que tenemos con eso… Siempre hemos salido a cooperar pero nos hemos cansado un poco… Porque uno va y toca gratis, pero al otro día hay que venir a laburar, porque hay que comprarle el pan a los grises… Un día decidimos no salir y grabar, que la gente nos pide, y grabar casero nomás… Invertimos en eso y generamos para lo que nosotros queremos, que es la casa.
Después de que tuvimos problemas con los organizadores del “Festival del Ladrillero”, que nos prometieron pagarnos trescientos pesos por ir a tocar y nos dieron ciento ochenta, nos enojamos y nos vinimos si cobrar… Ni siquiera le recibimos un sánguche…
Entonces decidimos que no íbamos a salir más a tocar y andar de locos, nos vamos a dedicar a la basura y trabajar duro… Si queremos tener la casa, la vamos a tener con nuestro propio sudor, y el que nos quiera ayudar de la municipalidad que nos ayude, y si no, no hay ningún problema… No tenemos que ir a hablar más a las radios, para qué vamos a ir a gastar palabras si los que quedamos mal somos nosotros, ellos se ríen de nosotros y perdemos un día de trabajo…
A nosotros nos gusta la música. Yo escucho desde tango hasta rock. No han preguntado que porqué no estamos en los festivales, pero no podemos porque para eso hay que practicar y ensayar, y nosotros no podemos porque somos del basural, no tenemos tiempo…. Cuando uno va a un festival tiene que saber muy bien lo que va a hacer y para eso hay que ensayar, y para ir a dar vergüenza, prefiero quedarme en casa. Cuando nos buscan para colaborar, para una fiestita de la escuela, o de la capilla, si…
Nosotros los conocemos, no somos amigos, pero los conocemos aChandaré, a Robaglio, a Héctor Cardoso, a Codino, José Pauer, y los respetamos mucho, y ellos nos respetan, los valoramos y aprendemos del que sabe más. A nosotros nadie nos enseñó, aprendimos solos la guitarra, porque nos gusta. Escuchamos música en la radio y vemos como es… Aprendimos solos…

JFC: A mi me gusta un tema y lo trato de aprender… También tenemos temas propios, escribimos canciones nuestras, propias… El material que vamos a grabar ahora, es casi todo nuestro…

¿Dónde van a grabar?

JEC: Con Ernesto Lencina y Héctor Muñoz, son los dos que nos ayudan. Tenemos once grabaciones con guitarra, más las que están con acordeón.
JFC: En total deben ser como 20 grabaciones que hemos hecho con esta gente…
JEC: Del primero, que fue “El tobiano patas blancas”, vendimos dos mil y algo… Original de las que hace Muñoz. Seguramente habrá algunos que las regrabarán…

¿Y dónde se puede comprar?

JFC: En la casa de mi viejo… Todos van ahí a comprar… Nosotros no salimos a vender…

JEC: La gente ya conoce y sabe que ahí se vende… Nosotros vamos y les decimos a Muñoz: “Me hace veinte, que necesito para tal día”. Él me la hace y me los da, cuando los vendemos, se lo pagamos. Y si tenemos la plata, se los pagamos cuando los encargamos…
La creciente no se compadece por nadie

JFC: ¡Ese día no vino absolutamente nadie!(creciente del 2001) El alambrado (1.2 mts. de altura, a 10 metros de la casilla donde viven) no se veía nada… Todo esto estaba lleno, tapado, pero nadie vino a ver que cómo estábamos… Estuvimos toda la noche esperando que viniera alguien, y no vino nadie…

JEC: Ese día perdimos todo…  Acá era impresionante... No tuvimos tiempo de sacar nada… Estábamos sentado como a esta hora (20 hs. aproximadamente) y se venía el agua. Cuando se oscureció, ya estaba el agua adentro…

JFC: Vino el dueño del campo de acá, Klein, y se ofreció a sacarnos las cosas en la camioneta, pero no pudo porque le quedaba la chata en el agua… Sacamos a nuestras familias para que se fueran a la casa de mi viejo y nosotros nos quedamos acá, a mirar nada más…

JEC: Nosotros teníamos chivos,  gansos… Se fue todo…

JFC: La mercadería teníamos allá, el cartón apilado, se fue todo para el lado del arroyo “Malo”, quien sabe donde fue a parar… ¡Perdimos todo!

JEC: Ahí perdimos grande, no sabíamos de donde sacar para tener para comer… Y fuimos a la radio de “Cachi” (Luis González – FM Siglo XXI) y nos ayudaron “Cachi” y Juan de Dios (Juárez). Trajeron un montón de comestibles y nos repartimos entre todos…

JFC: Hace muchos años que venimos para salir de acá, pero no nos da…

JEC: Yo tengo el problema de gastroesofaguitis y a veces me acuesto dolorido y no le digo nada a mi señora. Estoy con tratamiento y el doctor Cresta me recetó una pastilla, pero yo no la puedo comprar, así que me las dio y después la vamos a pasar por un Programa, para que me la den en el hospital… Cuando me duele pienso tantas cosas… El doctor me dice que no piense nada malo, que con este medicamento voy a andar bien…



“Los melli Carrera nos son ningunos angelitos…”Seguramente que no, suponiendo que los angelitos existan. Pero, si como sociedad no somos capaces de darle el beneficio de la duda a los más vulnerables, si repetimos sin pensar o criticar el discurso que criminaliza a los humildes y excluidos del sistema, si seguimos confundiendo “compartir” con “dar limosna” o “solidaridad” con “caridad”, entonces a esta sociedad hay que cambiarla.



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