jueves, 26 de diciembre de 2013

Un techo para mi país, una venda para mis ojos


(Por Hernán Martinez - palabrasocialista.org) 

Antes de hablar directamente de un Techo para mi país, quisiéramos dar algunas ideas generales sobre las ONGs y el uso que la burguesía hace de las mismas.
Uno de los métodos que la burguesía ha utilizado históricamente para derrotar a los movimientos sociales es la incorporación estatal, legalización y profesionalización de sus organizaciones (o recursos de movilización como diría un sociólogo). Es esto lo que hizo en la época del advenimiento de la fase imperialista del capitalismo con los sindicatos, incorporarlos a la legalidad, convertirlos en resortes del régimen y hacer de sus dirigentes una capa social diferenciada del resto de los trabajadores y trabajadoras, una “aristocracia obrera” usando el concepto de Lenin. Hecho esto, convertía a las dirigencias del movimiento obrero en cómplices de la explotación y disminuía las posibilidades de organización del mismo.
Esta misma táctica (mejorada por la experiencia), la encontramos en el origen de la llamadas ONGs. Luego de la década de los 60’s donde terminaron de hacer su entrada en el panorama político mundial los llamados “nuevos movimientos sociales” (entre estos están los movimientos feministas, de diversidad sexual, ecologistas, de derechos humanos, estudiantil y juvenil), la burguesía se abalanzó sobre ellos como lo había hecho con los sindicatos: Primero los reprimió, luego los legalizó y al final los incorporó como su quinta columna.
¿Qué mecanismos utilizó para incorporar los nuevos movimientos sociales?
El mecanismo se llamó Organizaciones No Gubernamentales (ONGs), estas nacieron como organizaciones independientes creadas por activistas de los nuevos movimientos sociales con el fin de llevar adelante acciones políticas. Poco a poco, algunas de estas ONGs se fueron vinculando con el financiamiento privado (empresas “buena gente”, filántropos, universidades y “gobiernos amantes de la democracia”), que de a poco fueron transformando el carácter estas organizaciones.
El primer, más evidente y principal paso de este proceso fue la profesionalización de los cuadros de la ONG, estos que en sus orígenes eran los activistas, que brindaban su trabajo tanto físico como intelectual de manera libre y espontánea (estuvieran o no equivocados en sus políticas), estos fueron sustituidos por lo que actualmente en sociología se denomina “burocracias del desarrollo”.

¿Qué son las burocracias del desarrollo? Son los nuevos profesionales que se encargaron de las ONG: Sociólogos, psicólogos, Trabajadores Sociales, Antropólogos, Abogados, etc. Estas transformaron las ONGs en administradoras de recursos destinados a la caridad (mal llamada “promoción social”) o la investigación académica de temas sociales.  
Estas burocracias incidieron por dos vías en la transformación de la ONG:
1. Las incorporaron al mercado de mano de obra capitalista, sustituyendo al militante de derechos humanos por el sociólogo, a la feminista por la Antropóloga y al ecologista por algún fulano con titulo de licenciado que no tiene más “vela en el entierro” que el salario y las bonificaciones que ofrecía el nuevo negocio de las ONGs.
2. Por otro lado, el proceso de profesionalización modificó las posiciones políticas que a través de las ONGs llegaban hasta el seno de los “Nuevos Movimientos Sociales”. Pasaron de ser referentes organizativos de movimientos vivos y contrasistémicos, verdaderamente críticos y problemáticos para la burguesía mundial; a ser simplemente organizaciones de tecnócratas que se dedican a hacer “notas al pie” de cuanto proyecto de ley proponen los gobiernos e “incidir” sobre las decisiones políticas en los cocteles oficiales.
Es decir, estas burocracias del desarrollo han contribuido a llevar a varias generaciones de jóvenes activistas (desde los 70`s y 80’s) a la política de la convivencia de clases, a la idea de que se puede construir un capitalismo justo o con rostro humano. Idea que cada día demuestra más su carácter reaccionario.   

UN TECHO PARA MI PAÍS: La verdadera función de la caridad

Gala anual de "Un Techo Para Mi país" (Cobertura de la revista Gente)

Un techo para mi país es una ONG de origen chileno, que se ocupa de construir “casas de emergencia” para personas catalogadas dentro de la categoría de extrema pobreza o en situación de emergencia. Utiliza mano de obra voluntaria de estudiantes universitarios y trabaja actualmente en 15 países de América latina: Bolivia, Chile, Costa Rica, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay. En la actualidad cuenta con una fuerza de trabajo de 190,000 jóvenes en todos estos países.
La bocera mundial de la organización es la propia presidenta de Chile Michelle Bachelet (“Chile exporta solidaridad” es su lema), ha sido premiada por la ONU, recibe cooperación del BID (Banco Interamericano de desarrollo), tiene la capacidad de organizar charlas (como la que hizo en la Universidad de Buenos Aires) con el mismo secretario Inzulsa de la Organización de Estados Americanos, es decir, es por mucho una de las ONGs más grandes de la región tanto en su rango de acción como en su incidencia ideológica.
¿Cuál es la ideología política que levanta UTPMP? ¿Qué incorpora en la cabeza de los jóvenes?
El eje central del planteamiento que levanta esta ONG es la caridad, es decir, la idea de que los que tienen adquieren responsabilidades morales sobre los que no tienen y que entonces, la justicia social se construye a partir de actos humanitarios de aquellos que tienen propiedad y fortuna suficientes. Esto les decía MichelleBachelet a los miembros de UTPMP Costa Rica en su última visita: 
"Todos los jóvenes a los que ustedes hoy representan y que están en toda nuestra América Latina no han caído en el individualismo y por el contrario prefieren sumarse a un trabajo que busca que nuestros pueblos sean más justos e igualitarios".                                                               

Actos desinteresados, de la mal “llamada conciencia social” es la táctica básica para enfrentar los problemas de las masas desposeídas según los ideólogos de la caridad, comisarios de pobres del siglo XXI.
La caridad es una idea en esencia religiosa, aunque tenga manifestaciones laicas de todo tipo (las ONG por ejemplo), formula la sociedad humana como resultado de la aplicación de preceptos morales y éticos, por consiguiente la pobreza y la riqueza no serían producto de condiciones objetivas económicas, políticas y sociales, sino producto de ideas, tales como la ambición, la avaricia, el consumismo o el individualismo (como diría la presidenta Bachelet).
¿Cuál es la aplicación de esta idea en el plano de la política?
La cooperación, la reciprocidad, la solidaridad, etc. ONGs como UTPMP trabajan sobre la lógica de brindar “servicios” que el Estado no puede brindar. Veamos un poco el nocivo trasfondo de políticas de esta naturaleza.
El ejemplo más cercano a nosotros de la aplicación de las políticas de UTPMP, es su intervención en medio del terremoto que devastó la población conocida como Cinchona y sus alrededores. La ONG llega al lugar, habla de la tragedia humana, monta las casas de emergencia y paralelo a esto, salva al gobierno ante su ineficiente labor.
El Estado costarricense recibe mensualmente millones de colones de impuestos directos e indirectos que pagan los habitantes del país, impuestos que el Estado debería utilizar racionalmente para cubrir las necesidades de todos esos habitantes de manera expedita. Construir casas, arreglar las calles, comprar libros para un colegio o víveres para un comedor escolar, son responsabilidades del Estado y es él quien debe asumir la responsabilidad sobre esas necesidades.
El abordaje del problema al estilo UTPMP en el caso Cinchona, fue encubrir la irresponsabilidad del Estado costarricense y su ineficaz intervención ante la emergencia, su completa falta de planificación al no poder ofrecer alternativas para reubicar a las familias en lugares seguros y en condiciones humanas, y más bien salir en su ayuda resolviendo el problema más inmediato con dineros obtenidos del pueblo que paga sus impuestos apelando a su sentimiento de lastima y culpabilidad religiosa, educándolo a la vez en la práctica de no criticar a el gobierno, de callar, pues para ellos  en la lucha política no hay soluciones pragmáticas. Tal respuesta nos daban muchos voluntarios de UTPMP frente al problema de la aprobación del TLC con Estados Unidos: Eso no es mi problema porque yo si estoy haciendo algo real (construir casas). Política por lo demás reaccionaria y conveniente para las clases poderosas.

Este es el problema, el sistema y las engañosas ONGs con su retórica sobre la caridad, convencen a los jóvenes activistas preocupados, de la imposibilidad de cambiar el sistema, de refundar la sociedad humana sobre otras bases. Convierte la preocupación del joven activista en resignación y lo educan en el método del “parche”. Además desvía la discusión del verdadero problema, que el origen de la pobreza y la extrema miseria, no es de tipo moral, sino objetivo, es la división de la sociedad en clases, la propiedad privada.

No hay comentarios: