sábado, 5 de octubre de 2013

La comunidad de los cófrades

Esta nota fue realizada en marzo del 2009. Se publicó en la revista "El Colectivo" de la ciudad de Paraná y en el (Ex?) portal digital www.nogoya451.com.ar

A la memoria de Fausto Herrera...



Kubero Díaz (Izquierda) y Fausto Herrera (Derecha) en Nogoyá.


       El Che Guevara estaba vivo y faltaba más de una año para el mayo francés. Internet era pura ciencia ficción y  los que siempre buscan encasillar todo, para poder dormir bien por la noche, intentaban ponerle un rótulo a un grupo de jóvenes que lo único que querían era vivir en paz con el mundo, pero principalmente con su conciencia.        
   
   Existe un fenómeno que los neurólogos denominan Sinestesia y consiste en la capacidad que posee el cerebro para relacionar dos o más sentidos mediante la estimulación de uno de ellos. Precisamente esto es lo que me sucedió la primera vez que escuché el tema de Divididos: “Pepe Luí” e inmediatamente visualicé la imagen de Fausto Herrera.
     En Nogoyá casi todo el mundo lo conoce, pero no todos saben que Fausto fue protagonista de una historia que lo involucra con personajes claves en la cultura nacional y en una experiencia de vida irrepetible.
     La casa actual está ubicada en un barrio que no es céntrico, en la zona norte de la ciudad, pero que ha crecido mucho demográficamente hablando en los últimos años. Al llegar, desde la calle, solo se ven árboles de follaje tupido y algunas paredes desdentadas de ladrillos desnudos y asentados en barro. Minutos más tarde me enteraría que formaban parte de un horno de pan. El terreno es de dimensiones generosas desde el punto de vista urbano, en el que la vivienda ocupa poco espacio. Es una casa humilde, con puertas bajas y desprovista de cualquier decoración o toque femenino lo que me indica que aquí habita un hombre solitario.
     Fausto me está esperando en la sombra que es abundante, sentado en una lata de pintura vacía ya que hoy, los tronquitos que hacen las veces de asiento, son para la visita.
     Es un hombre menudo, de cejas muy pobladas, cabello largo hasta la mitad de la espalda, atado y de color gris. Él tiene su propio ritmo de vida que es algunas revoluciones menor al del común de los mortales, pero no puede ocultar el entusiasmo que le produce hurguetear en ese atesorado rincón de su memoria  cuando le pido que me cuente todo desde el principio.

“En el año 66 había una banda, acá en Nogoyá, llamada “Los Grillos” que hacían música de ellos formada  por: Kubero Díaz, Manija Paz, Morci Requena y Carlitos Gómez. Todos muchachos de familias trabajadoras de clase media. Al principios del año 67, Kubero, Manija, Morci y  “El Flaco” Legna deciden irse a La Plata, “supuestamente” a estudiar. En La Plata  se encuentran con otros estudiantes y deciden vivir juntos. En un principio la idea era simplemente abaratar costos, pero poco tiempo después surge la idea de formar una comunidad.”

¿Por qué La Plata?

“Porque en aquella época, y creo que ahora también, se decía que estaban las mejores facultades. Además había gente de acá que les podía dar una mano. Como Carlitos Sereti… (Fuerza la memoria) Carlos Adrián Sereti, un tipo 10 o 15 años mayor que ellos pero que siempre les dio una mano. Al poco tiempo también se va Néstor Paúl que era un músico del barrio estación y tocaba en un grupo llamado “Los Batman” (Risas) y era similar a lo que hacían “Los Grillos”.

     Fue así que, en la capital de la provincia de Buenos Aires, se pone en marcha un intento, por parte de un grupo de jóvenes de todo el país (Nogoyá incluida) de vivir al margen de una sociedad que no los conformaba y en la que no les interesaba participar. Ese intento de vida en comunidad se llamó “La Cofradía de La Flor Solar”. Si bien en este experimento confluyeron barias expresiones artísticas, el elemento aglutinante siempre fue la música y principalmente ese embrión que hoy conocemos como rock nacional.

“En la comunidad se juntaron con otros artistas como Rocambole (Ricardo “El Mono” Cohen), Luís Creus, un ideólogo de la época muy pensante. Y más gente que se iba a estudiar a La Plata, conocía la comunidad, se enganchaba y se quedaba. Llegó a haber hasta 20 personas más o menos. Era una casa grande, antigua, ubicada en 41 casi 13 (Las calles de La Plata no tienen nombre sino números). Alrededor de 10 o 12 habitaciones, varios baños… Yo aparezco ahí en el año 69. Yo era amigo de los que se fueron de acá y compartíamos el gusto por la misma música. Música derivada de Los Beatles y el rock inglés y la movida esa… y acá, con el tiempo se empezó a hacer en castellano. Fui a visitarlos un fin de semana y me gustó. Así empecé a ir cada vez mas seguido y cada vez me quedaba más tiempo. Me sentía súper cómodo y la libertad que había en ese grupo era impresionante. Toda la gente que ingresaba, era toda del mismo palo.”

     Dentro de este grupo de gente a la que Fausto se refiere como “del palo”, podemos enumerar a varios personajes que, con el tiempo se transformarían en personalidades en distintas áreas de la cultura. Además de lo que ya se han nombrado también podemos nombrar a Jorge Pinchevsky, el primer violinista del rock nacional (La Pesada del rock and roll), Eduardo “Skay” Beilison (Los Redonditos de Ricota), Alejandro Medina (Manal), Javier Martínez (Manal), Abel Facello (Oriundo de Nogoyá, es productor, escenógrafo y director de arte cinematográfico. Entre muchas películas, trabajó en “La Historia Oficial”), Miguel Cantilo, Billy Bond, Carmen “Negra Poly” Castro (Manager de Los Redondos) El Flaco Spinetta, Claudio Gabis, Ricardo Soulé, son solo algunos de los que pasaron por la comunidad, como miembros o como visistantes.      

     ¿Se consideraban hippies?

     “No nos gustaba ese nombre. Nosotros éramos “GCU” (“Gente Como Uno”) y llegó a ser un movimiento. Para la gente o la prensa, era el movimiento hippie, sin embargo yo no se exactamente lo que era eso. En el “GCU” había músicos, artesanos, artistas plásticos, cineastas y esa era la gente que habitaba La Cofradía.
     Había gente que iba a pasear y se quedaba una semana o dos y se iba. Algo similar había también en el sur. En El Bolsón y alrededores había cosas parecidas pero era poca la gente. Ellos venían a pasear a La Plata, se instalaban en el patio con una carpa. Porque la casa tenía patios grandes y se instalaban…
     Ahí se compartía todo, desde el pan hasta el guiso, todo… No había problemas. Todos trabajábamos en algún tipo de artesanía, unos hacían trabajos en cuero, otros en metal, otros en alambre, otro tallaba madera, otro pintaba y se hacían monedas vendiendo estos trabajos y todo iba a un pozo común y de ahí se compraba para comer. Hubo épocas buenas y épocas malas. Hubo épocas que se comía una vez al día, pero tampoco era problema. Hubo épocas que pasábamos bien, se vendían mas artesanías y había mas plata.
     No había líderes. Por ahí había gente que veías que podía ser un líder, como “El Mono” Cohen, o sea Rocambole, pero no era así. Yo siempre digo que ahí se discutía pero no se peleaba. ¡La gente, por ahí nos decía los subversivos, los marxistas y nada que ver¡¡¡. No éramos marxistas ni comunistas y la gente suponía que éramos admiradores del Che. Yo una vez lo charlé con vos y te dije que no. Entonces me preguntan: ¿Cual era el ideal a la que respondían?
     Si bien nosotros no entendíamos perfectamente bien las letras que hacía John Lennon y que cantaba, éramos fans de él. John Lennon era pacifista. Siempre había alguien que traducía las letras, las cantaba…
     El primer tiempo en La Plata venía bien, la gente nos veía raros en un primer tiempo como bichos raros, pelos largos, barbudos, ropa de colores extravagantes, hasta que después se dieron cuenta que no jodíamos a nadie, no molestábamos a nadie.
     En promedio teníamos 20 años y los vecinos, que podrían haber sido nuestros padres, iban a media mañana y nos veían a todos, en una mesa larga, trabajando a cada uno en su artesanía. A media tarde pasaban y veían lo mismo y de noche, hasta cierta hora porque sabíamos que había que respetar a los vecinos, se tocaba música. Se tocaba, se sapaba, se ensayaba… y la gente iba y nos visitaba, de onda. En épocas medio difíciles a nivel económico, la gente nos llevaba cosas: Comida, leche, frutas. Para fin de año se venían con canastas de pan dulce, sidras... Como sabían que por lo general nosotros pasábamos ahí, venían los vecinos a traer cosas. Hasta con la policía… Siempre cuento que, a nosotros nos agarraba la policía en la calle, le decíamos: “De La Cofradía” y nos decían: “Está bien…”. Hasta la policía sabía que no éramos nada “raro”. Esto hasta el años 71, 72, después la cosa cambió. Para el 72  nos empezaron a correr, tuvimos que andar cada cual por su lado…”

     Cuando llegamos a este punto de la historia la voz de Fausto toma un leve tono de amargura. Como la que se siente cuando se habla de la injusticia.

     ¿Tuvieron casos de desaparecidos dentro de La Cofradía?

    “Me acuerdo de una chica, no me acuerdo el nombre solo el apodo, era “Monona” y formó parte de lo que fueron “Los Redondos”. El que sabe y está al tanto de toda la gente desaparecida es Morci (Requena) Porque hace 10 años no quería ir a La Plata ni siquiera a tocar porque se encontraba con que mucha gente amiga no estaba y eso le hacía mal. Eso me lo dijo él a mí…
     A la vuelta de una estadía en Mar del Plata, en marzo del 72, se decidió que la comunidad se disolvía pero el grupo, la banda, seguía y así fue por un tiempo más.
     Al mes nos encontramos con que estábamos todos en la casa de Miguel Cantilo. Que tenía una casa grande en Capital Federal, en la calle Conesa (Barrio de Belgrano) y la casa también se llamaba Conesa. Si bien éramos muchos, ahí nadie tenía pretensiones de instalarse cómodo. En esa época dormíamos en el suelo, en colchones… Para junio, julio del 72 se graba el disco que se llamó “Conesa”, de “Pedro y Pablo” pero con La Cofradía.

     ¿Participan en las composiciones de los temas lo muchachos de La Cofradía?

“Si, hay temas de Miguel con Kubero o Miguel con Morci… Y tocan también Paúl, Rubén Lescano… Hay un tema en el que toca Pappo…
     También se empiezan a hacer recitales, en salas chicas, donde participaban Pedro y Pablo, La Cofradía, Roque Narvaja, un trío “Zambomba” (Risas). El que manejaba y movía la batuta era “El gordo” Pierre Bayona que era un manager que hacía cosas y se jugaba.
               
     Fausto tiene una anécdota que siempre recuerda de la casa de Conesa.

     “Charly García siempre venía, en esa época vivía en Núñez. Y venía con una perra de esas manchadas (Dálmata). Se ve que en su casa no tenía lugar y la dejó ahí, pero nadie sabía el nombre de la perra y la bautizamos “García” (Risas). Incluso, en la tapa del disco “Conesa” aparece la foto de la perra “García.”

Tapa y contratapa del disco "Conesa" de Pedro y Pablo (1972) En la contratapa se puede ver la foto con la perra "García" en primer plano.


     El tono de amargura vuelve a instalarse en las cuerdas vocales de Fausto, que pone especial cuidado en dejar en claro la inocencia política de la comunidad. No puedo dejar de pensar que aquellos jóvenes luchaban, en el pacífico sentido de la palabra, por ser excluidos y hoy se da todo lo contrario con los jóvenes que se caen del sistema y tienen en frente un horizonte oscuro, signado por la desocupación, la pobreza y la criminalización.     
    
     “Un año más tarde la mano se puso más densa. ¡Resulta que estábamos en democracia pero para nosotros era lo mismo¡¡¡
     En la campaña política del 73, con la formula Campora - Solano Lima (Formula presidencial del FREJULI que se impuso por el 49.5 % de los votos.), le sacaron el jugo a los rockeros, después asumieron y nos daban con un caño igual. Y así mucha gente empezó a irse al sur. Para el 75 empieza a trabajar la “Triple A”… la cosa se pone brava del todo. Para marzo de ese año mucha gente empezó a irse (del país) porque no daba más. Hay mucha gente que no le gusta cuando digo que en época peronista nos dieron con un caño a nosotros. A mediados del 75 se va mucha gente amiga como Kubero Díaz. Miguel Cantilo, Jorge Pinchevsky, Roque Narvaja, el Negro Amaya y Morci con “El Flaco” Legna ya se habían ido. Un año antes del golpe… y por ahí te encontrás con algún “compañero” y te dicen: “No, estas hablando al pedo”…
     Kubero me invitaba siempre para ir a Europa. “Vámonos, que se viene pesada acá…” me decía… Ellos la veían mas clara que yo. No quise y me vine a Nogoyá donde la pasé peor porque como a los cinco meses caí en cana como preso político por portación de facha… Acá los milicos, los jefes no sabían lo que era un hippie, un montonero, confundían, metían todo en la misma bolsa. A mi me manda preso un subjefe de policía, Ramos de apellido, que decía que yo era montonero. Un año preso al pedo, pude desaparecer por un ignorante...
     Alquilé una panadería. Trabajé en relación de dependencia en distintas panaderías, después me casé…”
        
     Actualmente, Fausto está divorciado y tiene dos hijos que ya son hombres. “Los dos son músicos…” Me dice con orgullo genuino y me lanza una mirada cómplice que traduce su intención de que el comentario quede plasmado en estas líneas.
     Hace 20 años es el ordenanza del colegio Nacional y hace dos décadas, muchas generaciones de adolescentes nogoyaseros saben que la rebeldía juvenil tiene historia. También saben que ir en contar de lo que nos impone la sociedad tiene su costo y que en el caso de la generación de los 60, el precio puede ser muy alto.
    Fausto sabe que en todos estos años el poder político ha cambiado muchas veces de manos pero que la lucha sigue siendo la misma.  

     “La idea nuestra no era hacer política pero la idea era cambiar la historia… Les molestaba a los militares y hoy en día a los gobiernos de turno… Era llamada La Contracultura de los 60…”

Fausto entregándole el ejemplar de la revista "El Colectivo", que contiene esta nota, a Kubero Díaz, durante su presentación en vivo en Nogoyá a mediados de diciembre del 2011  



Imagina que no hay cielo
es fácil si lo intentas
ningún infierno bajo nosotros
sobre nosotros solo cielo
imagina a toda la gente
viviendo para hoy...

Imagina que no hay países
no es difícil de hacer
nada por que matar o morir
ni tampoco religión
imagina a toda la gente
viviendo la vida en paz...

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te nos unas
y el mundo será uno.

Imagina nada de posesiones
me pregunto si puedes
ninguna necesidad de avaricia o ansias
una hermandad del hombre
imagina a toda la gente
compartiendo todo el mundo...

Puedes decir que soy un soñador
pero no soy el único
espero que algún día te nos unas
y el mundo vivirá como uno.  

Imagina


Letra y música: John Lennon.

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