Alejandro Olmos |
(Por Felipe Diaz. Originalmente escrito y publicado en enero de 2010)
¿Martín
(Hernán Pérez) Redrado se tiene que ir o se tiene que quedar? ¿Hay que pagar
con las reservas o no? Todas las preguntas que han surgido en estos agitados
primeros días del año como consecuencia del culebrón generado por la
caprichosa, pera nada casual, actitud del presidente del Banco Central son solo
pirotecnia que esconde, queriendo hacerlo o no, la verdadera pregunta de fondo:
¿La deuda externa argentina, y latinoamericana, es legal y legítima, y por lo
tanto, digna de ser honrada?
Desde el oficialismo se acusa a los que se
han hecho oír, formulando este cuestionamiento, de ser funcionales a la derecha
por el momento coyuntural que se ha elegido para reavivar el reclamo, y puede
ser que algo de razón tenga. Desde gran parte de la oposición (en su mayoría)
se han hecho sospechosa y llamativamente los distraídos al planteo. Sería bueno
que desde todo el arco político que a pasado y pasa por los distintos poderes en
nuestro territorio nacional, a lo largo de 26 años de vida democrática, comenzaran
a hacerse cargo de haber hecho oídos sordos y mirado para otro lado a la hora
de tomar cartas en el asunto y hablar con coraje de la mayor estafa en la
historia de nuestro país. En algunos casos, porque el tema les queda grande, y
en muchos otros porque han sido cómplices.
Da vergüenza ajena tener que salir a
aclarar, después de tantos años de injusticia, ocultamiento de la verdad,
saqueo y robo de los bienes públicos, ajuste y condena a la pobreza de la gran
mayoría de nuestros compatriotas; que la denuncia y el reclamo sobre la
legitimidad de la deuda externa no comenzaron cuando el lord, que está atornillado
en la presidencia del Banco Central, se encaprichó con el apoyo político de la
oposición y mediático del grupo Clarín. Pero, una vez más, repasemos la crónica
de la inmoralidad escondida y sepultada por TODO el stablishmen nacional:
Alejandro Olmos fue un periodista e
historiador tucumano de fuerte ideología nacional y popular que en 1946, cuando
solo contaba con 22 años de edad, denunció irregularidades en la creación de
SOMISA e inicio una acción judicial contra, nada mas ni nada menos, el General
Perón. A pesar de esto, en 1955 se acercó definitivamente al peronismo. Su
trabajo militante lo llevó a convertirse en una de las máximas autoridades en
el estudio de la deuda externa argentina. En 1982, en plena dictadura militar,
presentó una denuncia contra el ministro de economía de la dictadura José
Martínez de Hoz. Después de 18 años de investigación, el Juez Federal Jorge
Ballesteros dictó, en el año 2000, un fallo histórico confirmando que la deuda
no tiene ningún tipo de justificación: ni económica, ni administrativa, ni
financiera. Este fallo está disponible en Internet para quien quiera leerlo y
revisarlo. Lo aclaro porque casi toda nuestra clase dirigente pareció y parece
ignorarlo.
En 1999 se llevó a cabo el Tribunal de la Deuda Externa en
Brasil. Entre expositores de Bélgica, Mozambique, Rusia, Corea, Inglaterra,
Jamaica, Perú y Honduras, Olmos expuso con gran claridad “el caso argentino”.
Transcribo parte del texto:
"Traigo a este
Tribunal, instituido por los más representativos sectores del pueblo brasileño,
el testimonio del "caso argentino" en el marco del sistema de endeudamiento
externo que afecta a los países sojuzgados por la superestructura del poder
financiero. El testimonio, que vengo a exponer al conocimiento de los hermanos
del Brasil, tiene el valor relevante de conformar la causa judicial más
importante que sustancian los tribunales argentinos. Nosotros tenemos compañeros,
el triste privilegio de haber llevado a cabo una investigación penal de la
deuda externa. Deuda que configura la mayor estafa en la historia de los
argentinos. He sido, Sres. Jueces, el denunciante -ante la justicia federal de
mi país- de este escandaloso fraude. Y desde 1982, en pleno ejercicio del poder
por la Junta Militar
de la dictadura de entonces, vengo impulsando -hasta ahora- una investigación
judicial que ha acumulado todas las pruebas de esa estafa. Traigo, pues, una
visión que escapa a los números que manejan los tecnócratas de la economía,
porque la deuda externa argentina es el resultado de una gigantesca maniobra de
dominación mediante procedimientos previstos y reprimidos por la ley penal. Los
peritos judiciales que llevaron a cabo una profunda investigación en los
organismos del Estado dictaminaron que los actos de endeudamiento constituyeron
actos ilícitos. Y, obviamente, no puede ser legítima una deuda generada en
formas delictivas de una planificación económica. Esta visión de la deuda no es
caprichosa ni conjetural sino que surge de un voluminoso proceso judicial en el
cual las pericias producidas constituyen una parte fundamental de la prueba y
tales peritos, Sres. Jueces, no se hallan afectados por parcialidades
ideológicas. Los mismos integraron una Comisión ad-hoc designada por el
Tribunal Federal y se constituyó con expertos propuestos por la Academia Nacional
de Ciencias Económicas, la
Facultad de Ciencias Económicas y el Consejo Profesional de
Ciencias económicas. Los mismos actuaron en forma conjunta con los Peritos
Contadores del Poder Judicial. Expertos y Peritos indagaron en el Banco Central
de la República
Argentina y en las empresas del Estado…
…Me he referido, puntual
y someramente, a YPF como un caso testigo del fraude instrumentado contra los
intereses del Estado y del pueblo de mi país. Es tan sólo un ejemplo de cómo se
destruye, desde adentro, una economía nacional conducida por funcionarios al
servicio de intereses espurios y en exclusivo beneficio de su propio lucro. En
esta investigación judicial el Dr. José Alfredo Martínez de Hoz, primer
Ministro de Economía del gobierno militar y protagonista autoral de la política
económica iniciada en 1976, fue procesado por defraudación al Estado.
Precisamente, por el endeudamiento externo que él iniciara al amparo de las
armas que produjeron el mayor de los genocidios. Cuando Martínez de Hoz declara
ante el Tribunal explica que, en la época en que él asumiera el Ministerio, el
mundo afrontaba la amenaza de un "crack" internacional que podía
producir la desestabilización de todo el sistema financiero. Esto como
consecuencia del exceso de dólares generado como efecto del boom del petróleo.
Los bancos se encontraban, entonces, con una enorme liquidez por los depósitos
realizados por los países productores de petróleo. Esto determinó que, reunido
el Fondo Monetario, el Banco Mundial y los distintos organismos financieros,
encontraran como solución destinar esta enorme masa de dólares a países que
pudieran absorberlos como créditos. La Argentina fue uno de los países elegidos. Fue así que de una deuda externa de 8.000
millones de dólares a principios de 1976, dicha cifra trepó a 43.500 millones
en 1983. Al finalizar el gobierno militar. Por declaración judicial de los
gerentes del Banco Central quedó establecido que en el Banco Central actuaba un
ejecutivo del Fondo Monetario encargado de monitorear hasta qué punto podía
aguantar la Argentina
este forzado endeudamiento. Un ejecutivo "licenciado" por el Fondo y
contratado por el Banco Central de la Argentina. Pero
que trabajaba para el Fondo. Pues bien,
esa deuda original de 8.000 millones que había alcanzado los 43.500 millones al
terminar el gobierno militar reemplazado por el presidente constitucional
Alfonsín, llegó al nivel de los 65.000 millones al asumir el actual Presidente
Menem. Hoy el actual gobierno alude a un nivel de 115.000 millones de dólares,
mientras el Banco Mundial señala, como deuda externa argentina, cifras que superan
los 130.000 millones. Otros economistas de mi país sostienen que tal deuda se
hallaría próxima a los 200.000 millones. Nos encontramos, pues, ante una
situación en la cual las cifras de endeudamiento carecen de validez
demostrable. Y esto es así porque no existen registros contables de la deuda
externa. Esta afirmación puede sorprender, pero su fundamento reside en la
información oficial del Ministerio de Economía al Tribunal Federal que tiene a
su cargo la investigación de la deuda. Información que incluye, también, el
reconocimiento de que se ignora los avales concedidos por el Estado. Este
cuadro, de tremenda gravedad, es reiteración de una situación anterior, cuando
yo promoviera la investigación de los ilícitos del gobierno militar y, en
especial de la deuda externa. En aquella oportunidad el juez interviniente
reclamó al Banco Central un informe completo de la deuda incluyendo perfil de
vencimientos y listado de acreedores y deudores. La respuesta fue insólita. El Banco Central no tenía registrada la
deuda externa. Y sólo disponía de
datos estadísticos sin validez contable. No quiero abundar en detalles,
hechos y circunstancias que marcan a fuego el crimen de la deuda externa
argentina. La exposición del cuadro completo de los procedimientos y efectos
devastadores del endeudamiento externo insumiría un tiempo de atención de los
señores jueces de este Tribunal que yo no puedo permitirme. Basta con señalar –como explicación de esta
síntesis- que la investigación de la deuda argentina ha acumulado más de 30
cuerpos principales de expediente y más de 500 anexos. Estos últimos se
guardan, por razones de seguridad, en el Gran Tesoro del Banco Central. En
esta investigación debieron comparecer, a prestar declaración, todos los que
integraron la conducción económica de mi país, desde el golpe militar del 24 de
marzo de 1976 hasta hoy. Lo hicieron, también, los directores del Banco Central
y de las empresas públicas. Y a esas pruebas testimoniales se suman las
documentales. Todo lo cual permite sostener la afirmación del gigantesco fraude
al que me refería en los inicios de esta exposición. Fraude cuyo proceso de
ejecución continúa. Como también continúa la investigación judicial sobre ese
fraude. Yo le atribuyo a la investigación que vengo impulsando en mi país el
valor de una contribución a la lucha continental contra la deuda. El "caso
argentino" debe servir a los pueblos hermanos de América Latina para
mostrar, en toda su crudeza, la aplicación de un método de dominación que ha
consagrado una nueva forma de esclavitud del hombre y de los pueblos. La
esclavitud al poder financiero de la usura y de la globalización como arma para
impedir las reacciones nacionales de nuestros países. En cada acuerdo de
endeudamiento externo de la
Argentina se pactó, siempre, el sometimiento a la
jurisdicción de tribunales extranjeros. Fundamentalmente de Londres y Nueva
York. Y para que esto fuera posible se llegó al extremo de modificar las leyes
argentinas de procedimiento, en los días siguientes a la instauración de la
dictadura. Sometimiento convalidado por los gobiernos constitucionales de
Alfonsín y de Menem. Lo que demuestra, palmariamente, cual es el centro del
poder en mi país. Y creo, con perdón de los hermanos brasileños y de todos los
compatriotas de la
Patria Grande de nuestra América, que todos nuestros pueblos
han sido objeto del mismo sistema de dominación por vía de la deuda externa…
…No son nuestros pueblos los que deben rendir cuentas
de una deuda impuesta por las transnacionales del nuevo imperialismo. Son los supuestos
acreedores los que deben rendir cuenta a nuestros pueblos por los intereses
cobrados con el hambre, la sangre y la vida de quienes nada debían, pero que,
sin embargo, pagaban. Señores Jueces: Es éste un Tribunal que registrará la
voluntad de justicia de los hermanos brasileños… Yo no vengo a alentar
rebeliones populares, pero sí a sostener la necesidad de la unidad de nuestros
pueblos para resistir al despojo que nos imponen intereses sin patria y sin
moral. En mi país estamos convocando a no pagar lo que no debemos y a señalar a
quienes cargaron, sobre nuestras espaldas, el peso de una deuda fraudulenta.
Yo, señores jueces, no soy un jurista. Y más que militante del derecho soy un
militante de la justicia. Sobre el derecho pesan los intereses y la fuerza. La Justicia es un mandato de
Dios y una virtud de la conciencia. Esa es nuestra fuerza frente a quienes,
como en el drama de Shakespeare, se cobran en libras de carne los intereses de
una deuda forzosa. Dejo expuesto, ante este Tribunal el caso argentino, que
ofrezco como testimonio de una lucha por la liberación y la justicia. Si ello
sirve a los hermanos pueblos de Latinoamérica para impugnar una deuda ilegítima
como la argentina, la lucha llevada en nuestro país no habrá sido estéril.
Cuando el Presidente Sarney se dirigía a la Nación anunciando la suspensión del pago de los
intereses de la deuda, afirmaba que "la deuda que se cancela con la
miseria, se paga con la democracia". Es ésta una advertencia que no
podemos desoír quienes hemos vivido la tiranía de los usurpadores. La esperanza
de una vida más digna y de la vigencia de una verdadera justicia descansa en la
voluntad del pueblo resistiendo a la violencia de la injusticia. Frente al
hambre, a la desocupación y al saqueo levantamos una consigna: O se está al servicio del pueblo contra la
deuda, o se está contra el pueblo al servicio de la deuda.”
Por ironía del destino, solo por tres meses, después de 18 años, Alejandro Olmos no llegó a conocer el fallo del Juez Federal Jorge Ballesteros. Dejó de existir el 24 de abril del 2000 tras haber trabajado incansablemente para que la causa prosperara. Desde aquel día hasta hoy, ha sido homenajeado muchas veces. Homenajes que, como suele ocurrir con los héroes populares, han sido vaciados de contenido ideológico. Talvez el mejor homenaje sería que levantemos sus banderas y que se haga justicia aunque se raje la tierra.
Como primera medida deberíamos informarnos
mejor sin esperar, obviamente, que los grandes medios de comunicación hablen
del tema ya que en muchos casos, los compromete directa o indirectamente. Olmos
escribió un libro: “Todo lo que usted quiso saber sobre la deuda externa y
siempre se lo ocultaron”. Leerlo sería una muy buena forma de empezar a
desmadejar este ovillo.
Como para que vayamos teniendo una idea,
repasemos algunos aspectos esenciales: La ecuación para concretar la tremenda
estafa de endeudamiento externo argentino y latinoamericano con el fin político
y estratégico de subordinar a nuestros países, y que nos ha estrangulado
financieramente en los últimos 40 años se podría resumir someramente en tres
factores:
1) Endeudamiento
fraudulento a través de los entes financieros internacionales que manejan a
placer los países mas poderosos (FMI, BM y BID principalmente). Causalmente en
los tres momentos, en 200 años de historia de nuestro país, en la que nuestra
deuda externa creció más, estábamos gobernados por conservadores de la economía
ortodoxa y de derecha, solo interesados en cumplir con los intereses de la
elite financiera nacional y extranjera. Julio Argentino Roca como presidente
(1880-1886 y 1898-1904), le regalaba grandes extensiones del territorio
nacional a la oligarquía y la hizo crecer
un 500%. Deuda que, años más tarde, fue totalmente cancelada. La
dictadura militar (1976-1983), mientras masacraba a miles de compatriotas,
dejaba la economía en manos de civiles que hicieron florecer la deuda un 365%.
Por último, en la década infame de los noventa, a pesar de que se rifaba el
patrimonio nacional con las privatizaciones, trepó un 200%. Esto no quiere
decir que los gobiernos que no aparecen enumerados no hayan hecho su importante
contribución en esta estafa. En especial, todos los que se alternaron en
democracia, después a la última dictadura.
2)
Conexión local:
Estos son personajes tristemente célebres, en su gran mayoría, de nuestra casta
político-financiera, apóstoles del libre mercado que pululan por los pasillos
del poder en saco y corbata hechos a medida, muchos de ellos educados en
Estados Unidos (Se los conoce como “Chicago boys” en la jerga financiera). Que
frente a las cámaras y micrófonos de los grandes medios, con gestos compungidos
dan clases de lo que debe o no hacerse, son los ejecutores de las políticas
económicas recetadas en el exterior para nuestro país. Algunos ya los hemos
nombrado pero para darles entidad y un buen ejemplo de lo que hablo veamos un
caso puntual: José Luís Machinea luego de aferrarse a los postulados del Fondo
Monetario Internacional, del Banco Mundial y del Banco Interamericano de
Desarrollo como ministro de economía, su salida del gobierno lo encontró
trabajando a los pocos meses para el BID en Washington. También podemos citar a
quien fuera Presidente del Banco Central de Fernando De La Rua y que sonara como posible
reemplazo de Redrado, Mario Blejer quien terminó desempeñándose en el Banco de
Inglaterra. La lista de burócratas, formado en los organismos internacionales
de crédito y que a la hora de ocupar puestos en los distintos gobiernos
subordinan su lealtad a estos organismos, es extensa: El mismo Martín Redrado,
José Martínez de Hoz, Felisa Miceli, Pedro Pou, Ricardo López Murphy, Roque
Fernández, Roberto Labagna, Daniel Marx (*), Carlos Melconián, Los hermanitos Alemann,
Alfonso Prat Gay, Mario Blejer, Domingo Cavallo, Amado Boudou, etc., etc., etc.
3) Espectacular
y constante fuga de capitales de la elite financiera nacional: Se estima que entre 1981 y 1989
esta fuga de los grupos económicos argentinos se acercó a los 30 mil millones
de dólares, un 4,7% del PBI. Aunque hoy cueste creerlo, en el año 1982, el entonces
presidente del Banco Central, Domingo Felipe Cavallo, que llegó al gobierno
militar recomendado por Rosendo Fraga, decidió que la deuda externa de las
empresas privadas, estas que fugan sus ganancias a paraísos fiscales fuera del
territorio nacional, pasaba al estado. En otras palabras, a todos los
argentinos. La suma ascendía a 15.000 millones de dólares que equivalen a unos 45.000
millones actuales y algunas de las empresas beneficiadas por esta favorcito
fueron: Grupo Pérez Companc, Alpargatas (Bunge y Born), Renault Argentina S.A.,
Papel Prensa S.A.(Clarín-La Nación), Bridas (Bulgheroni), Techint (Rocca), Sideco
Argentina S.A., Fate, Suchard Argentina S.A., Cargil S.A., Socma (Francisco
Macri) Celulosa Jujuy S.A., Ford Motor
Argentina, Loma Negra (Amalia Fortabat), Acindar, Textil Sudamericana, Fiat
Concord, Philco, Fiat Materfer S.A., Saab Scania, Alba, Aluar, Bridas, etc.
Entre el año 2001 y 2002, mientras los
pequeños ahorristas veían como “acorralaban” su pocos pesos, los “ricos y
famosos” que contaban con información privilegiada por sus vinculaciones con el
poder o porque forman parte de él, pusieron sus dólares “offshore”. Algunos de
ellos son: La familia Acevedo, dueña de Acindar (Una de las empresas mas
beneficiadas por la estatización de su deuda), Hernán Devoto (Latifundista),
Javier Madanes Quintanilla (Presidente de Aluar), Jorge Blanco Villegas
(Presidente de la UIA ),
Luís Pérez Companc, Carlos Spadone. Las familias: Frávega, Paladini, Ledesma,
Born, Amalia de Fortabat, Escasany (Banco Galicia). Entre los mediático se
pueden enumerar a: Mariano Grondona, Marcelo Tinelli, Susana Jiménez, Guillermo
Andino, etc.
Enviar capitales al exterior no es un
delito, por ahora. Pero en un país que ha pasado, y pasa, los desastres
económicos que ha sufrido el nuestro, adeudando y condenando a generaciones de
compatriotas a la pobreza y la miseria, indudablemente es, como mínimo,
inmoral.
Material de
consulta:
Alejandro
Olmos: Tribunal de la Deuda Externa
(Río de Janeiro – Brasil – 1999)
Maria
Seoane: “El saqueo de la
Argentina ” (Editorial Sudamericana - 2003)
(*) Ha dado
dos conferencias en nuestra ciudad, en 2013 y 2014, invitado por la Sociedad
Rural de Nogoyá.
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