El siguiente texto tiene más de 60 años de antigüedad y, desoladoramente, parece escrito hace 15 minutos...
Es que la historia económica y social de nuestro país parece un loop trágico, que de casual NO tiene nada.
Los dejo con uno de los pensadores populares (o populista?) más lúcidos que tuvo nuestro país:
“El plan significará la transferencia de una parte
sustancial de nuestra riqueza y de nuestra renta hacia las tierras de ultramar.
Los argentinos reduciremos el consumo, en virtud de la elevación del costo de
vida y del auge de la desocupación. De esta manera, no solamente aumentarán
nuestros saldos exportables, sino que serán más baratos, lo que será
aprovechado por el consumidor inglés que ensanchará su cinturón a mediad que
nosotros lo vayamos achicando.
La mayor parte de nuestra industria, que se sustentaba en el
poder de compra de las masas populares, no tardará en entrar en liquidación.
Los argentinos apenas sin tendremos para pagarnos la comida de todos los días.
y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá
muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis
deliberada y concientemente provocada.
Los productores agrarios, que en un momento verán mejorar su
situación, no tardarán en caer en las ávidas fauces de los intermediarios y de
los consorcios de exportación que muy pronto absorberán el beneficio de los
nuevos precios oficiales. Para ese entonces, no (…) habrá defensa posible.
Exportaremos más, pero percibiremos menos por esas
exportaciones en razón de la caída de nuestros precios, como efecto directo de
la reforma cambiaria. (…) Llegado ese momento, no habrá más remedio que aceptar
sus imposiciones, porque estará cerrada toda otra posibilidad. Se cumplirá así
una clara sentencia de Prebisch: ‘Las economías débiles no colaboran, se subordinan
fatalmente’.
Mientras tanto, nos iremos hipotecando con el fin de
permitir que falsos inversores de capital puedan remitir sus beneficios al
exterior. Y como nuestra balanza de pagos será deficitaria, en razón de la
caída de nuestros precios y de la carga de las remesas al exterior, no habrá
entonces más remedio que contraer nuevas deudas e hipotecar definitivamente
nuestro porvenir. Llegará entonces el momento de afrontar las dificultades
mediante la enajenación de nuestros propios bienes, como los ferrocarriles (…).
Poco a poco se irá reconstruyendo el estatuto del coloniaje,
reduciendo a nuestro pueblo a la miseria, frustrado en los grandes ideales
nacionales y humillándonos en las condiciones de país satélite.”
Extracto del libro “El Plan Prebisch, retorno al coloniaje” de Arturo Jauretche.
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