(Por Felipe
Ignacio Díaz)
Un fantasma
recorre Nogoyá. Hace algunas semanas el espíritu del falso ingeniero Juan
Carlos Blumberg se vuelve a pavonear por las calles, reuniones, colas en los
comercios, muros de Facebook y medios de comunicación de nuestro pueblo.
Pasado un respetuoso
y prudencial tiempo de la convocatoria del pasado 25 de febrero en Plaza
Libertad (a la que no fui) y presentación de un petitorio (que no firmé),
lanzados desde un medio de comunicación y propiciados por la madre de un
adolescente salvajemente golpeado, siento la necesidad de dar a conocer mi
modesta opinión de ciudadano común que, seguramente, no dejará contentos a
todos.
Tal vez esté
de más aclararlo pero, para que quede constancia escrita, digo: respeto
profundamente el dolor y la preocupación de una madre que ha visto a su hijo
adolescente golpeado y lesionado
gravemente, como el de cualquier madre afectada ante cualquier dolencia
de un hijo. Curiosamente, al contrario de lo que sucede en la mayoría de estos
casos, esta madre en particular ha sido la que ha marcado el mayor grado de
sensatez en los reclamos. Como la mayoría, espero que se haga justicia.
Como primera
medida, para este modesto análisis, pongamos negro sobre blanco en lo
siguiente: EL PODER PUNITIVO NO ES UN DOGMA CERRADO. ¿Ok? Mal que les pese a
muchos, los especialistas señalan que el ejercicio del PODER PUNITIVO tiende a
reproducir las conductas violentas, y no a prevenirlas. Pero se multiplican los
brabucones que, para sentirse buenas personas, sermonean con un morboso y
retorcido “ojo por ojo”. Y no me refiero a una victima que desde el dolor
visceral exige una reparación imposible. Me refiero a ciudadanos que se dicen
decentes, que pretenden apagar fuego con nafta. Por consiguiente, es mucha la
tela que se puede cortar en materia de prevención y represión del delito.
Lamentablemente
prolifera una visión “Disney” de la realidad, donde los buenos (obviamente “nosotros”)
son muy buenos y los malos (ellos) son muy malos, sin términos medios. En esta
infantil construcción del “ellos”: ¿Quién va a querer quedarse fuera del
“nosotros”? Seguramente se podrían llenar varias plazas de gente, respondiendo
esa pregunta… Pero, para empeorar un poco más la situación, según se desprende
de la lectura del petitorio (ver punto 3 y 7), el “ellos” estaría conformado
por adolescentes y jóvenes. No importa que las cifras estadísticas sobre la
incidencia de jóvenes adolescentes en delitos cometidos demuestren que es muy
pequeña; ni lo mal que habla de nosotros como sociedad, el cargar sobre los
jóvenes el mote de “peligrosos”. La angustia del imaginario colectivo paranoide
encontró su chivo expiatorio, ya dictó sentencia y ahora ruge para que la
burocracia judicial acompañe en igual sentido.
Estoy
totalmente a favor de que el pueblo se manifieste. De hecho veo con muy malos
ojos la actual iniciativa del gobierno nacional
para limitar la protesta callejera, pero creo que las consignas deben
ser más claras y puntuales. Entre otras he participado, hace algunos años, de la marcha que pidió
justicia por la adolescente embarazada, asesinada por su novio en el Paseo de
los Puentes y una de las que pidió el esclarecimiento de la desaparición de la
familia Gil-Gallegos. En ambos casos no superamos el centenar de vecinos.
Debo decir,
algo contrariado, que solicité en la Jefatura Departamental de Nogoyá, vía nota
firmada con nombre, apellido y documento de identidad, se me informara de las
estadísticas locales que se confeccionan habitualmente, pero se me dijo que los
datos recabados son secretos, el jefe departamental no está autorizado a
brindarlos a la sociedad. (¿?). Lo llamativo es que existen sitios de internet que publican las cifras en cuestión actualizadas cotidianamente.
www.policialesentrerios.com.ar/index.php
www.policialesentrerios.com.ar/index.php
Por desgracia
no cuento con material publicado por cierto fiscal subrogante jubilado de
nuestra localidad que, de un tiempo a esta parte, se dedica a ladrar en los medios
de comunicación nogoyaenses su particular visión del tema. En su lugar, sin
llegar a la altura intelectual y moral del anterior ni por asomo, recurro al
Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Eugenio Zaffaroni, que en
su libro “La cuestión criminal”, dice con respecto de la construcción del chivo
expiatorio: “Las conductas de algunos
miembros del grupo (en este caso los adolescentes y jóvenes) no deciden la condición del chivo
expiatorio, pero son las que mediáticamente facilitan la condición paranoide y
de este modo aumentan el riesgo para el grupo. En ciertos casos, basta con la
violencia de uno solo de sus integrantes para que contamine mediáticamente a
todos.” Por supuesto que en las sociedades contemporáneas, la violencia nos atraviesa a TODOS, incluidos los jóvenes adolescentes.
Pero son varios los temas que se han discutido en este
último tiempo en cuestiones de “inseguridad”, con demasiada liviandad y ligereza
en la mayoría de los casos, para mi gusto. Como me decía un amigo que trabaja
con niños y adolescentes en riesgo: “El tema es complejo y requiere soluciones
complejas”. Revisemos algunas de esas cuestiones.
Izquierda: porcentaje de delitos cometidos por menores de 18 años, 7,5% del total. Derecha: porcentaje de homicidios cometidos por menores: 4,3% del total. Fuente: Ministerio de Justicia de la Nación |
Droga
Es mucho lo
que se opina sobre drogas y narcotráfico, pero poco lo que se sabe. No es que
uno sea un experto, pero soy un curioso crónico y me gusta averiguar sobre lo
que me interesa. Si de drogas se trata, debemos decir que el toxico
verdaderamente criminógeno es el alcohol. Por supuesto que al tratarse de una
droga que consumimos casi todos, cotidianamente, no queremos verla como tal. Le
pido al lector, seguidor de los casos policiales, que haga memoria y revise los
últimos casos de homicidio doloso cometidos por personas drogadas. Encontrará
que TODOS los sospechosos o culpables estaban bajo el efecto del alcohol. A
riesgo de que se me acuse de hacer apología, es más sano cultivar y fumar tu
propio porro, que tomarte un par de cervezas. NO EXISTE LA MUERTE POR SOBRE
DOSIS DE MARIHUANA. La verdad sea dicha, y aclaro que yo no fumo ni tabaco… No
legalizar el consumo de marihuana solo sirve para entorpecer la verdadera lucha
contra el narcotráfico.
El PACO es un
veneno que mayormente padece la población de muy bajo poder adquisitivo. El
adicto al Paco es un marginado entre los marginados y su deterioro es meteórico.
Al ser de fabricación “artesanal”, nos existe la cartelización, solo se da un
fenómeno de mafia barrial en lo que los especialistas llaman “tráfico de
supervivencia”.
En cuanto a la cocaína y demás drogas, debemos decir
que el principal problema que se debe enfrentar, si de verdad se quiere tomar
el toro por las astas, es el inverosímil flujo de dinero que mueve este negocio
ilegal. Eso si: tenemos que estar preparados, si algún día esto llegara a
pasar, porque el terremoto que provocaría en la economía mundial sería
devastador. El narcotráfico es una de las patas bastarda del capitalismo que
nos hemos sabido conseguir y mantener. Si alguien cree que se va a terminar con
este problema metiendo presos a los consumidores o al dealer de la esquina, le
recomiendo que el próximo 6 de enero ponga los zapatitos. Mientras tanto
seguiremos viendo como, cada tanto, nuestras autoridades y fuerzas de seguridad
se afanan por mostrarnos cuan denodadamente trabajan, exhibiendo algún que otro
cargamento decomisado para que nos vayamos a dormir tranquilos. Pero la verdad
es que el narcotráfico y su economía “informal” e ilícita, que genera mucha
violencia, están enquistados en las instituciones del Estado. El pus saltó en
la provincia de Córdoba y la cúpula de la policía provincial fue desplazada. Y
en Santa Fe, nada más y nada menos que el jefe provincial de policía se vio
involucrado y también fue eyectado del cargo sin saberse hasta hoy donde
termina la madeja. La casa del Gobernador de la provincia fue balada mientras
el funcionario en cuestión estaba allí, y las balas utilizadas eran de armas
reglamentarias… Lamentablemente en la provincia de Entre Ríos no tenemos
periodistas como Carlos Del Frade, que venía investigando y denunciando la
convivencia del narcotráfico con autoridades policiales, políticas y judiciales
en Santa Fe, hace años. ¡Qué sorpresa nos llevaríamos!
Otro interesante
tema para otro análisis es el del uso y abuso de psicofármacos. El fenómeno de profesionales que los recetan
como caramelos y el número cada vez mayor de personas que, por distintas
razones, son drogodependientes parece no existir cuando se habla de drogas.
Adolescentes y jóvenes
Me niego a
denominar “menores” a los niños y adolescentes, reproduciendo el lenguaje
policial-judicial, como se acostumbra en casi todos los ámbitos, cosificando a
todo un colectivo social que en vez de disfrutar de una de las más hermosas y
conflictivas etapas de la vida, debe cargar con la mochila que los adultos les
ponemos por no hacernos cargo de los que nos toca.
Señores de los
medios de comunicación: Un niño o adolescente que delinque, sigue siendo
PERSONA.
Pero sobre
este delicado tema es mejor dejar que los verdaderos expertos hablen. Con
ustedes la psicóloga, columnista, conferencista y escritora chilena Pilar
Sordo: “Yo no creo para nada en la
postura, que es súper cómoda para nosotros los adultos, donde ellos (los
adolescentes) son el problema y nos hace
sentir a nosotros buenitos. Los adultos hemos sido muy injustos con la
adolescencia, les hemos hecho una pésima fama. La verdad es que TENEMOS LOS
ADOLESCENTES QUE NOS MERECEMOS TENER y tenemos los adolescentes que NOSOTROS
hemos ido mal educando. Muchas de las deformaciones que ellos tienen son
producto de inconsistencias nuestras. LOS QUE TENEMOS EL PROBLEMA SOMOS NOSTROS
Y NO ELLOS. Ellos actúan de acuerdo a cómo nosotros le vamos rayando la cancha
y somos nosotros los que, por acción u omisión, vamos deformando su desarrollo.
Si hay algo que caracteriza nuestra
generación de papas (Pilar Sordo tiene 48 años), es que somos una generación que perdió las certezas. Hoy se educa en
base a opiniones y, en pos de una modernidad estúpida, hemos sido incapaces de
integrar lo mejor que tuvo la educación que nos dieron, agregando o restando lo
mejor que tiene hoy día la educación.”
www.youtube.com/watch?v=_3u67srQ1ds
Pero en vez de hacer una profunda y sincera
autocrítica, no se nos ha ocurrido mejor idea que culpar a los adolescentes y
jóvenes de nuestros males sociales, y salimos a pedirle a papá Estado que los
meta presos, que los vigile con más policías y cámaras. Como si fuera poco,
algunos hacen gala de su orgullosa idiotez y reclaman públicamente por la
vuelta del “servicio militar”, sin ponerse un poquito colorados.
Policías y cámaras
Desde el regreso de la democracia, en el año 1983, todos los gobiernos nacionales y provinciales que se han sucedido hasta hoy, han hecho poco y nada para cambiar a las instituciones policiales. Esta se conserva prácticamente intacta desde épocas de dictadura y terrorismo de Estado. Hay muchos ejemplos en el mundo, de donde se puede aprender y tomar experiencias para que, gradualmente, nuestras policías comiencen a transformarse en instituciones más comunitarias. Hoy se ignora esto y se piden más efectivos policiales pero se olvida, por solo dar un ejemplo extremo, que el 27 de junio de 2002 en la Policía Departamental de Nogoyá, dos efectivos golpearon a un joven de tal modo que tuvieron que extirparle un riñón. Los responsables hoy están en servicio.
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Y volviendo al libro de Zaffaroni: “Los cuerpos policiales no deben ser demasiado numeroso, pues números tan excesivos que incluso superan en algunos países los de las Fuerzas Armadas, dificulta en extremo toda posibilidad de control.” Nuestra infantil construcción del ellos es tan torpemente sólida, que creemos que a nosotros nunca nos va a tocar… Tengamos bien en claro que pidiendo más efectivos y más cámaras, estamos propiciando el advenimiento de un Estado gendarme que terminaremos padeciendo TODOS.
Redondeando
La seguridad,
con todo lo que encierra esta palabra, es un tema muy complejo y trascendente.
Simplificarlo de forma infantil o guiarnos por gente que solo busca el impacto mediático, puede
llevarnos a equivocaciones muy graves.
Como ya fue
expresado en estas líneas: nuestra sociedad en su conjunto vives atravesada por
grados de violencia inéditos. Estamos lejísimo de poder festejar, pero creo que
debemos tener muchísimo cuidado cuando nos lanzamos a buscar chivos expiatorios
para desahogar nuestra angustia. Todos somos inocentes hasta que se demuestre
fehacientemente lo contrario y no al revés.
En definitiva:
soy agnóstico por íntima elección, pero seguramente todos me entenderán si digo
que antes de lanzarnos a señalar con el dedo y ver la paja en el ojo ajeno,
sepamos que nadie está libre de equivocarse.
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