Justo ayer (2 de marzo) me armé esta fotito, para hacer una
comparación, salvando todas las distancias.
Edgar Hoover (37 años como director del FBI) extorsionó a
todos los presidentes que pasaron desde 1935 a 1972 por la casa blanca,
condicionando la política norteamericana durante todo ese tiempo. Ninguno de
ello, incluido Kennedy, pudo o quiso removerlo de su cargo. El tipo manejaba
INFORMACIÓN pública y privada de políticos, jueces, periodistas, militares,
etc. Y sabía que esa información era PODER.
En el mismo año que fallecía Hoover, Horacio Antonio
"Jaime" Stiuso entró a trabajar en los servicios de inteligencia
argentinos. Quien sabe en qué momento, pero más temprano que tarde entendió el
oro que pasaba entre sus manos en forma de expedientes y supo que ese PODER se
puede canjear por dinero. 42 años se mantuvo dentro de los servicios hasta que
el gobierno kirchnerista, después de fumárselo 11 años, decidió echarlo. Eso no
sería gratis.
Anoche, después de la intervención telefónica de Stiuso al
aire y en vivo, el programa político-humorístico “Intratables”, apretando al
Dr. Moreno Ocampo, entendí que la
comparación perdió validez. Edgar Hoover tenía claro que su bajo perfil y bajo
nivel de exposición eran indispensable para poder traficar influencias y extorsionar
a placer. Tal es así que, siendo un homosexual auto reprimido, pudo mantenerlo
oculto de la infinidad de enemigos poderosos que se supo conseguir.
El aire mediático y político se enrareció desde anoche. Hay
un chimpancé con ametralladora suelto en el país, y los que lo soltaron para armar
una operación grotesca como pocas veces hemos visto en las últimas décadas, tal
vez se dieron cuenta que los daños pueden ser difíciles de calcular entre
propios y extraños.
En el mejor de los casos se han dado cuenta, pero: ¿Estarán
a tiempo de parar esta bola de caca que se les puede venir encima, o ya es demasiado
tarde? El tiempo lo dirá…
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