Flia. Brasesco (Bº Chañar - Nogoyá - Entre Ríos) |
(Por Felipe Ignacio Díaz Gorosterrazú)
El clérigo anglicano y sudafricano Desmond Tutu dijo una
vez: "Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado
del opresor".
En nuestro país, provincia y departamento, hace años que se
está llevando a cabo una de las injusticias más grandes de nuestra historia: Un
envenenamiento de la población a gran escala. Y muchos han preferido una
actitud de supuesta (y muy cómoda) neutralidad. Por acción u omisión, porque de
una u otra manera se “benefician” económicamente de este verdadero genocidio a
cielo abierto, muchos (demasiados) eligen el lado de las corporaciones
internacionales y su socio necesario, el Estado.
Algunos (demasiado pocos) científicos, profesionales de la
salud y el agro, periodistas y ciudadanos comunes, han decidido levantar su voz
desde hace años. Solo han recibido descrédito e injurias por aguafiestas. El
Dr. Andrés Carrasco, el Dr. Damián Verzeñassi, la Dra. Delia Aiassa, el Dr. Raúl
Montenegro, el Dr. Darío Gianfelici, el Ing. Agr. Edurdo Cerdá, el Periodista Darío
Aranda, Fabián Tomasi, son algunos de los que han batallando contra esa odiosa
NEUTRALIDAD, poniendo en juego su reputación y sus carreras.
En Nogoyá, la neutralidad se traduce en silencio cómplice de
muchos, y en actitudes de supuesta “mesura elegante” de algunos, que solamente
disfraza el MIEDO de ponerle el cascabel al gato… ¿Qué digo gato? ¡A los leones
del pueblo!
En el mes de abril pasado, recibí la denuncia de un docente
de la Escuela Nº 101 – “República de
Entre Ríos”. Me comunicó que uno de sus alumnos, vecino del barrio Chañar,
faltaba frecuentemente a la escuela por problemas respiratorios. En esa última
oportunidad, su madre había presentado un certificado donde su pediatra, el
Doctor Pablo Verón (Mat. 9459), hacía constar que el chico vive a menos de 150
metros de un campo sembrado y que cada vez que este sembrado es fumigado, el
niño presenta problemas respiratorios y digestivos.
Fui hasta la casa de la familia Brasesco, corroboré que el
sembrado en cuestión está a unos 50 metros de la casa del niño y calle de por
medio con la de otros vecinos. Hablé con la mamá, el papá y un tío. Grabé la
conversación y se me entregó una copia del mencionado certificado. Todo fue
publicado en la página de Facebook del Grupo
Ambiental Nogoyasero.
El relato de la familia Brasesco parce calcado de otros
miles de habitantes de la zona centro de nuestro país. Las zonas más fértiles,
preñada de transgénicos y agro tóxico. Hombres, mujeres y niños con patologías
dérmicas, respiratorias, digestivas y oncológicas; malformaciones y muerte en
fetos humanos y animales, abortos espontáneos. Sin contar el descalabro
producido en los ecosistemas que necesitan, para la supervivencia biológica, de
su delicado equilibrio.
La información fue levantada por algunos medios provinciales
y, en Nogoyá, solo se hizo eco un medio radial.
Fue así que nos enteramos que la ordenanza Nº 672 de “Manejo
de Agroquímicos”, que data del año 2004, es poco menos que vergonzosa,
comparada con muchas de localidades que han legislado con algo más de seriedad
en el tema.
Pudimos conseguir el compromiso de algunos concejales para
modificar esta ordenanza. Pero luego de 9 meses de aquel incidente, cerrando el
año, lo único que ocurrió fue que nuestros concejales solo se han reunido con
los Ingenieros Agrónomos de nuestra localidad, que les hicieron entrega de un
borrador con “sugerencias” a tener en cuenta en caso de modificar la ordenanza
actual.
Una cátedra de Agroecología en la Universidad de Agronomía
de La Plata y una experiencia práctica en el Establecimiento “La Aurora” de la
Provincia de Bs. As., estudios realizados en campamento sanitarios por las
Universidades de Rosario y Córdoba en localidades como Bovril (E. R.), Monte
Maíz (Córdoba) o Totoras (Santa Fe); sumados a los estudios científicos del Dr.
Andrés Carrasco (CONICET - Año 2009) y la Dra. Delia Aiassa (Universidad de Río
Cuarto – 2006 a la fecha), parecen, contra el viento y la marea del márquetin,
inclinar la balanza que mantienen en equilibrio las multinacionales del negocio
transgénico, universidades y profesionales del agro, cooptados por estos
monstruos del agro-negocio, gobiernos que recaudan la regalías a manos llenas,
productores que entran por el embudo y medios de comunicación entreverados en
la repartija.
Llega el 2015: ¿Tomaremos conciencia de que el peor
daño genético que podemos pasarle a nuestros hijos es el miedo y el desinterés?
¿Que el peor cáncer es la NEUTRALIDAD ante la injusticia?
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