Las definiciones clásicas dan cuenta que, en la mitología y
el folclore,
un héroe es un personaje eminente que encarna la quinta
esencia de los rasgos claves valorados en su cultura. Comúnmente el héroe posee
habilidades sobrehumanas o rasgos de personalidad idealizados que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias y
beneficiosas (actos heroicos) por las que es reconocido.
Pero en los tiempos que vivimos, donde los
medios de comunicación confunden cultura con espectáculo (show business), el
héroe clásico ha cambiado. La sociedad del espectáculo necesita producir
héroes. El dispositivo espectacular sabe que la imagen termina por imponerse y
de ella nace el mito, y los mitos no se discuten, se acepta.
No es intención de quien escribe, plantear
solo los rasgos negativos de los héroes (y heroínas) que la espectacularidad
nos impone, sino remarcar cómo se exaltan aspectos muy convenientes para
ciertos intereses, y cómo se ocultan deliberadamente otros, no tan oportunos.
Uno de los héroes indiscutidos de estos tiempos es
quien en el día hoy cumple 95 años y atraviesa un delicado estado de salud con
pronósticos muy poco alentadores: Nelson
Rolihlahla Mandela.
Tratemos de repasar solo un par de mitos que se han tejido alrededor de la figura
del indiscutido líder sudafricano:
1-
“Mandela nunca recurrió a la
violencia a lo largo de su carrera política”. Falso: En marzo de 1960, tras la Masacre de Sharpeville sufrida por
los activistas del Congreso Pan-Africano (PAC), y la consecuente exclusión
política del Partido Comunista Africano (SACP) y el Congreso Nacional Africano
(ANC), ambos se suman al Movimiento de Resistencia Africano (renegados
liberales), y el PAC comienza la resistencia armada. El ANC/SACP utiliza
la Confederación Pan-Africana de 1961, en la que todos los
partidos deciden una estrategia común, para una dramática llamada a las armas
de Mandela, anunciando la formación del comando "Umkhonto we Sizwe" (Lanza
de la nación), a imagen de los movimientos guerrilleros judíos (Irgun).
Dicho comando fue dirigido por el mismo Mandela, con ayuda de activistas judíos
como Denis Goldberg, Lionel Bernstein y Harold Wolpe.
Mandela estuvo involucrado en “el planeamiento de actividades de resistencia
armada y era considerado un terrorista tanto por las autoridades del régimen
sudafricano como por la ONU. De hecho, EEUU, que gusta tanto de utilizar la
inspiradora imagen de “Madiba” (Título honorífico otorgado por los ancianos de
su clan), lo quitó de su lista negra de terrorista junto con su partido, el 1 de julio de 2008.
2-
“Mandela logró unificar a
Sudáfrica gracias al mundial de Rugby, como lo marca la película `Invictus´ de
Clint Eastwood”. Falso: Si hablamos de cine que se aproxime en algo a la
realidad, sería más recomendable ver la película “In My Country”, del director
John Boorman, protagonizada por Samuel L. Jackson y Juliette Binoche. Basada en
el libro “Country of my skull”, el film nos cuenta lo sucedido durante las
audiencias del lo que se denominó “Comisión para la Verdad y la
Reconciliación”: En 1995, el por entonces presidente Mandela, organizó esta
Comisión encabezada por el arzobispo anglicano Desmond Tutu.
El apartheid se instauró
en Sudáfrica, como política de Estado, en 1948 y se extendió hasta 1992.
Durante todo este período se cometió un genocidio, donde la minoría blanca sometió
a las amplias mayorías negras, a fuerza de humillación, torturas, desapariciones
y asesinatos. En las audiencias de la Comisión dieron testimonio de todo tipo
de crímenes de lesa humanidad 21800 víctimas (negras). 1163 genocidas (blancos)
fueron beneficiados con el perdón y una pensión, por haber tenido la “gentileza”
de confesar las atrocidades cometidas mientras duró el apartheid. Los
torturadores y asesinos, declaraban junto con las victimas y salían caminando
por la misma puerta con ellas, como si nada. Por supuesto que los 27 años de
cárcel que soportó (1962 a 1989), le daba mucha autoridad moral a Madiba para
tomar medidas de este tipo.
Ni el fin del apartheid, ni
Mandela, ni el mundial de Rugby, ni el de Futbol (ver http://www.nogoya451.com/index.php?option=com_content&view=article&id=7165:copa-fetiche&catid=102:hermeneuta&Itemid=468 ),
han logrado que el 90% de las riquezas y las fuerzas públicas del Estado
Sudafricano sigan en manos de la minoría blanca.
Soy uno de los tantos admiradores de la figura
política de Nelson Mandela; pero a diferencia de unos cuantos, no lo admiro
solo por sus verdaderas virtudes, amplificadas hasta la mentira en los medios
de comunicación, sino porque, como todo ser humano, ha tenido errores y
aciertos, e hizo la diferencia en el contexto histórico que le tocó vivir.
Para terminar, vuelvo al principio donde
hablaba de la creación de mitos por parte del mundo del espectáculo (que hace
tiempo se ha tragado al periodismo), y marcaba el deliberado ocultamiento de
aspectos no tan convenientes para ciertos intereses. En el caso que hemos
desarrollado en estas líneas, tenemos el “botón de muestra” en una pregunta que
deberíamos hacer (nos): ¿Por qué se ha tenido tanto cuidado en ocultar la
amistad de Nelson Mandela con Fidel Castro y la Revolución Cubana? “¡Viva la
Revolución Cubana. ¡Viva el camarada Fidel Castro!”, dijo Madiba en su discurso del 26 de julio
de 1991 en Cuba, en el 38º Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada.
Es curioso como lo que algunos creen perjudicial para su imagen, a mi me
produce simpatía…
Una de las personas que más he admirado en mi
vida era mi padre, y tenía defectos y virtudes al igual que Madiba, al igual
que yo, al igual que cualquier mortal…
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